lunes, 28 de noviembre de 2011

Informe defensorial respecto a la violación de los derechos humanos en la marcha indígena- Defensoría del Pueblo

Puede descargar el informe completo en el siguiente link: http://www.defensoria.gob.bo/defensor/userfiles/file/Informe_Defensorial_Intervencion_Marcha_Indigena.pdf





Informe rial Intervencion Marcha Indigena

jueves, 27 de octubre de 2011

Ley Protección del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS)

ley180tipnis

TIPNIS intangible

Gonzalo Colque
Director – Fundación TIERRA
27 de octubre de 2011
 
Una vez que la marcha indígena llegó a la sede de gobierno, la administración de Morales ya acorralada, no tuvo otra opción que tomar la decisión de disponer por ley que ninguna carretera atraviese por el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). El gobierno perdió políticamente al encapricharse inútilmente por mantener su decisión inicial de “si o si” a la carretera y ganó la postura indígena de “sólo nos iremos (de La Paz) con la ley que proteja el TIPNIS”.
Los marchistas arrancaron la Ley Nº 180 de protección del TIPNIS promulgada por el Presidente. La marcha logró su objetivo aunque fue festejado cautamente debido a la ambigüedad de la declaratoria del TIPNIS como zona intangible. La Ley aprobada no precisa ni conceptualiza el término intangible. El gobierno aguafiestas interpretó a su favor  el proyecto de ley de los diputados indígenas que pedía reconocer este territorio como “zona intangible de preservación ecológica”. Inmediatamente, los legisladores oficialistas comenzaron a emitir declaraciones públicas para convertir la intangibilidad en la espada de sometimiento y venganza. El gobierno comenzó a utilizar maliciosamente la propuesta indígena para pretender ahogar económicamente a los indígenas en sus propios territorios.
Revisemos con más detalle el alcance del término intangible. La falta de su definición jurídica no es obstáculo para darnos a entender que el TIPNIS no puede ser alterado y dañado. Es decir, los recursos naturales que contiene son intocables. Sin embargo, esta declaratoria hay que contrastarla con la Constitución Política del Estado, específicamente con el artículo 30.II.17 que otorga a los pueblos indígenas el derecho a la gestión territorial indígena y el derecho exclusivo al uso y aprovechamiento de los recursos naturales renovables existentes en su territorio. Este derecho en el caso del TIPNIS fue concedido explícitamente el 2009 a los pueblos yuracarés, t’simanes y moxeños trinitarios mediante el título de propiedad en colectivo de Tierra Comunitaria de Origen (TCO).
La pretensión de restringir o anular los derechos de uso y aprovechamiento de los indígenas consignados en la Carta Magna, mediante la declaratoria de intangibilidad, es simplemente inconstitucional. Entonces, ¿por qué se les ocurrió a los asambleístas indígenas no sólo proponer sino insistir en esta idea? Finalmente el Presidente incorporó la declaratoria en base al proyecto de ley preparado por la bancada indígena, aunque lo hizo en un inciso separado, por tanto, fuera del contexto original. Pareciera que el pecado indígena es haber previsto excesivas salvaguardas sin especificar que estaban pensadas para proteger al TIPNIS de agresiones externas, de cocaleros, del propio Estado y el proyecto de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos.
¿Los indígenas del TIPNIS pueden explotar sin restricción alguna los recursos naturales del parque nacional? Desde luego que no. La propia Constitución si bien por un lado otorga derechos exclusivos de uso y aprovechamiento, por otro lado, exige que tal aprovechamiento sea sustentable. El Estado se guarda para sí parte de los derechos de control y regulación del territorio indígena, específicamente orientados a velar para que no se produzcan explotaciones o depredaciones dañinas al medio ambiente. Son derechos del Estado de alta responsabilidad que deciden la suerte y el destino de los recursos naturales, pueblos indígenas vulnerables y, en definitiva, la vida misma. Entonces, Es deber del gobierno cumplir ante todo con esta responsabilidad en lugar de pretender usarla políticamente en contra de los marchistas.
Escarmiento a los indígenas revoltosos o preeminencia de la Constitución. Es el nuevo dilema que el gobierno se acaba de autoimponer. Ojalá los cálculos políticos no le vuelvan a fallar y tenga que pagar sus errores a costa del exiguo capital político que le resta, después de los sucesos de los últimos meses.

martes, 25 de octubre de 2011

Opiniones Ilustradas sobre el TIPNIS por Abel Bellido - II parte







Nace ley protectiva del TIPNIS, pero con diferencias sobre intangibilidad

http://plataformaenergetica.org/content/3085 

Se prohíbe la construcción del tramo II por medio del territorio indígena. Hoy martes 27 de octubre se trabaja en la reglamentación de esta ley. Ocho de las 16 demandas de los indígenas quedaron pendientes y en trámite.

El presidente Evo Morales Ayma promulgó el lunes 24 de octubre en la noche la Ley de Protección del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) en base a los acuerdos logrados con los pueblos del oriente y que prohíben la construcción de carreteras por ese territorio.
La promulgación de la Ley número 180 se produjo a pocas horas de haber sido sancionada por la Asamblea Legislativa con el respaldo de más de los dos tercios de los diputados y senadores que se reunieron en sesión plenaria.
El artículo 3 de la norma promulgada anoche señala explícitamente: “Se dispone que la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, como cualquier otra, no atravesará el TIPNIS”.
En su discurso, el Jefe de Estado sostuvo que el Gobierno "ha cumplimos una tarea, un pedido de los pueblos indígenas del oriente que realizaron un sacrificada marcha a La Paz desde sus regiones de origen", dijo la gubernamental agencia informativa ABI.
Morales dijo que con esta norma se espera que se respete el Parque Isiboro Sécure, por ser una zona de preservación nacional que es un patrimonio del pueblo boliviano.
"Es la obligación del Gobierno nacional junto a los compañeros del TIPNIS hacer respetar ese territorio", aseveró.
DEMANDAS PENDIENTES
Ocho de los 16 puntos de la plataforma de demanda de los pueblos indígenas de la Amazonia, Chaco y Oriente boliviano quedaron pendientes, ya que para tres de ellas se debe trabajar en la elaboración de normas, para dos no se cuenta con recursos económicos, otras dos deben estar sujetas a un censo poblacional y una de ellas no fue tratada, informó a Erbol el presidente de la subcentral del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), Fernando Vargas.
Según explicó Vargas, los asambleístas indígenas deben elaborar los proyectos de ley para la consulta general, de bosques y de áreas protegidas. En tanto, para la demanda de seguro universal de salud, así como el acceso de los pueblos indígenas a los medios de comunicación, no habría recursos.
“El gobierno ha dicho que es un poco imposible este tema, primero porque hay que garantizar con recursos económicos. Sin embargo, se comprometió a ver cómo seguir contribuyendo y haciendo gestiones de mayores recursos económicos para cumplir con este objetivo”, señaló a la Agencia de Noticias Indígenas de Erbol.
Para el censo poblacional de 2012, las organizaciones indígenas deben trabajar en las boletas censales para el registro de los indígenas. De igual forma, para atender la demanda de vivienda que los pueblos indígenas tienen, se acordó que las regionales deben levantar un informe sobre el número de población y cumplir con este pedido.
Finalmente, en relación al problema del río Pilcomayo el mismo no fue tratado por la ausencia del pueblo Weenhayek en la reunión del fin de semana con el presidente Evo Morales. Además debe ser resuelto a nivel de cancillería, porque involucra a los países de Argentina y Paraguay.
Por ello Vargas fue claro al señalar que el acuerdo al que llegaron con el gobierno no fue en su totalidad y de tal forma que se firmará un documento con observaciones que deben ser tratados en lo posterior.
DEMANDAS RESUELTAS
Entre los puntos resueltos además del TIPNIS y del Parque Aguragüe, se encuentran la de Tierra y Territorio para el que se continuará con el saneamiento, además se trabajará en enmiendas a la Ley de Reconducción Comunitaria con miembros de los pueblos indígenas-originarios-campesinos, comunidades interculturales, afrobolivianas y otros.
Mediante un plan concertado gobierno e indígenas pactaron también hacer efectivos los acuerdos de las conclusiones de la Conferencia Mundial de los Pueblos de Tiquipaya, sobre el tema de cambio climático y fondo Verde.
Para las autonomías indígenas el gobierno proveerá recursos económicos para la implementación en todos los territorios indígenas titulados como medio para avanzar en una autonomía indígena.
Y para la demanda de la universidad indígena el gobierno ya erogó ocho millones de bolivianos para su ejecución.
El presidente de la subcentral del TIPNIS, Fernando Vargas, añadió que los acuerdos alcanzados se trabajarán en detalle y en un plazo determinado para su cumplimiento.
RETORNO INDÍGENA
El dirigente indígena, Adolfo Chávez dijo que la marcha, que duró 65 días, puede irse tranquila con los acuerdos arribados, pues confía en que el gobierno cumplirá con su parte para que los mismos sean respetados.
“No nos vean, no nos tomen como sus enemigos, somos sus hermanos de carne y hueso. Hermanos de la columna se van a llevar de un gran recuerdo del territorio y de las áreas protegidas, queremos seguir viviendo en paz, no somos dañinos, no somos ofensivos, somos sus hermanos”, expresó Chávez, con lágrimas en los ojos, recordando las penurias que atravesó la marcha indígena cuando fueron intervenidos violentamente por la policía el pasado 25 de septiembre.
Chávez, además, según Fides, lamentó que haya “costado tanto esfuerzo” este entendimiento entre el gobierno y los indígenas del TIPNIS, pero reconoció la voluntad, aunque tardía, del Órgano Ejecutivo para resolver este conflicto.
POLÉMICA SOBRE LA INTANGIBILIDAD
Según Erbol el presidente Evo Morales firmó la Ley de Defensa del TIPNIS, tras escuchar a dirigentes indígenas que le pidieron respetar la Constitución Política del Estado, en medio de dudas y diferentes interpretaciones sobre el término “intangible” de esa área protegida. “A mí no me echen la culpa, cumplí con la marcha”, advierte Morales en referencia a ese concepto, que según el indígena Fernando Vargas significa protección del ecosistema, de la madre tierra, pero también posibilidad de explotación de los recursos naturales por parte de los pueblos indígenas del lugar.
“Cuando el compañero Adolfo se refería al tema de intangibilidad, tal vez podemos hacer nuestra interpretación nosotros desde los hermanos indígenas, de acuerdo a nuestro alcance, pero no es invento de Evo Morales, no es invento del gabinete, (…), me he sorprendido cuando hemos convocado a los hermanos y hermanas de la Asamblea y cómo se había buscado consenso sobre un proyecto de ley, nos explicaron con alguna confusión el término de intangibilidad”, sostuvo el primer mandatario.
En ese sentido, con respecto al término, el presidente de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB), Adolfo Chávez, explicó que la intangibilidad tiene que ver con la armonía del hombre con la naturaleza, cada quien respetando su hábitat.
“Yo cómo pienso la palabra de intangibilidad; para mí es como el almendrillo, el ochoó, el cachichira, el palo más grande de la selva no puede golpear mi casa, no puede golpear mi nido”, señaló.
Fernando Vargas, presidente de la Subcentral Tipnis, explicó que la intangibilidad tiene que ver con el cuidado del medio ambiente y el aprovechamiento del mismo sin vulnerar el equilibrio del ecosistema.
“La intangibilidad es un término para preservar los ecosistemas más frágiles de nuestro territorio y del parque nacional, para preservar los lugares sagrados y estos lugares sagrados deben permanecer ahora, mañana y siempre, los lugares frágiles deben permitir el ciclo de vida de los ecosistemas”, acotó.
Asimismo indicó que el término intangibilidad no quiere decir que “nosotros no podemos usar nada, el término intangibilidad no puede estar encima del territorio, porque el territorio es un derecho donde los pueblos indígenas podemos usar y gozar y de la naturaleza y los recursos naturales de acuerdo a la CPE”.
EN PRO Y CONTRA DE LA CARRETERA
Por otra parte, el jefe de Estado explicó a los indígenas de tierras bajas, con documentos en la mano, que así como ellos tienen su pedido de no a la construcción de la carretera por el Tipnis, también existen otras comunidades indígenas que exigen caminos dentro del parque.
“Tenemos por lo menos cerca de 200 organizaciones de los dos departamentos (Beni y Cochabamba) con pedido de construcción de caminos. Pueden ser comerciantes, ganaderos, transportistas, movimientos campesino, pero lo más interesante es que algunos documentos son de la subcentral de comunidades indígenas del río Sécure con una carta enviada el año 2010, que también piden camino”.
Los dirigentes indígenas pidieron al gobierno y a la población cuidar y proteger el parque nacional porque es de todos los bolivianos.
“Proceso de cambio no es maltratar, proceso de cambio es convivir con la naturaleza y plantear un desarrollo respetando la naturaleza y los ecosistemas, pero también respetando los derechos de los pueblos indígenas y también la cosmovisión de cada pueblo”, señaló Vargas.
REGLAMENTARÁN ACTIVIDAD ECONÓMICA EN EL TIPNIS
El vicepresidente del Estado, Álvaro García Linera, pidió al Legislativo, trabajar en la elaboración de la reglamentación de la Ley de Protección del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) una vez que ésta sea promulgada.
García pidió elaborar la reglamentación en el marco de la declaratoria de intangibilidad del Tipnis con la finalidad de normar la actividad económica empresarial en el lugar.
García denunció la existencia de grandes concesiones de territorio para la explotación maderera, así como la existencia de hoteles de cinco estrellas y circuitos turísticos exclusivos para extranjeros dentro de la reserva natural.
“El Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure no había sido tan pulmón del mundo como se creía, es un territorio indígena, un parque nacional con mucha diversidad pero ahí adentro existen un conjunto de empresas; por ejemplo acuerdos para explotación de maderas para 34 mil hectáreas, la empresa Suri SRL, tiene 40 mil hectáreas de concesión dentro del Parque Isiboro sécure”.
García dijo que este tema está en manos de los indígenas que tendrán que resolverlo bajo el esquema de la intangibilidad.
“No confundamos las condiciones de vida; la caza, la pesca, con ese conjunto de negocios empresariales (…), el Tipnis había estado loteado en muchos lugares, qué hacer con eso compañeros marchistas (se preguntó), una vez que el Presidente (Morales) promulgue la ley hay que reglamentar”, puntualizó.

Pliego de 16 puntos presentado por los marchistas del TIPNIS al presidente Evo Morales

http://plataformaenergetica.org/content/3083


Texto explicativo presentado por los pueblos indígenas en defensa de sus demandas sobre el TIPNIS y la preservación de los parques nacionales, tierra y territorio, derecho de consulta, autonomías y bosques. Aquí su documento sobre cada uno de los puntos

El documento sobre los 16 puntos presentados por los marchistas indígenas explican en detalle las demandas reclamadas al gobierno del presidente Evo Morales.
El texto aclaratorio (http://plataformaenergetica.org/system/files/detalle_pliego_16_puntos.pdf) incluye la versión inicial de la demanda indígena y una segunda versión detallada y explicativa sobre cada uno de los 16 puntos.
EL PLIEGO INICIAL
1.- Rechazamos la construcción del tramo II de la carretera entre Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, que afectan los territorios TIPNIS. Demandamos la paralización inmediata del estudio socio ambiental y cualquier otro estudio.
2.- Exigimos la paralización de todas las actividades hidrocarburíferas en el Parque Aguaragüe
3.- El Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia debe garantizar que los territorios indígenas sean respetados en la nueva legislación agraria.
4.- Demandamos que el Gobierno reconozca el derecho de recibir la retribución por compensación de la mitigación de gases.
5.- Pedimos el desarrollo normativo y el derecho a la consulta.
6.- Exigimos el desarrollo productivo, la descentralización a las regiones del Oriente Chaco y Amazonia con asignación de recursos económicos.
7.- Demandamos que el Gobierno del Estado Plurinacional provea de los recursos económicos para la implementación en todos los territorios indígenas titulados como medio para avanzar en una "Autonomía Indígena".
8.- Ley de Bosques y Directrices.
9.- Contemplar el Parque y Aéreas protegidas en la elaboración especial de las áreas protegidas.
10.- Desembolsar inmediatamente los recursos económicos asignados para la construcción de la infraestructura apropiada y el funcionamiento de la Universidad Indígena Boliviana (UIB).
11.- Incorporar en forma efectiva a los pueblos indígenas como beneficiarios del Seguro Universal de Salud.
12.- Realizar el Censo de Población y Vivienda a la brevedad posible.
13.- Implementar planes de vivienda.
14.- Implementar políticas de manejo, protección y conservación para resolver el problema del Río Pilcomayo.
15.- Garantizar el derecho pleno del acceso y uso de la información y la comunicación a los pueblos indígenas.
16.- El cumplimiento del acuerdo de mayo del 2010 con la Asamblea del Pueblo Guaraní
DETALLE ACLARATORIO
Cada de una de estas 16 demandas es explicada con algún detalle en el segundo documento de los indígenas.
Así, por ejemplo, en la demanda 2 sobre “la paralización de todas las actividades hidrocarburíferas en el Parque Nacional Aguarague”, el texto complementario señala lo siguiente:
- “Exigimos el cumplimiento de los acuerdos suscritos sobre el tema de hidrocarburos numerales Nro 1 Pausa por la madre tierra y Nro 2 relacionados a los pasivos ambientales; firmados en mayo del 2010 entre APG y Gobierno”.
- “Paralización de las nuevas actividades de exploración hidrocarburífera en el Parque Nacional de Aguarague y demás áreas protegidas, entre tanto no se dé cumplimiento a los acuerdos del 21 y 22 de mayo de 2010 con la APG respecto al Parque Nacional Aguarague (8 PUNTOS del Acuerdo de mayo de 2010 entre gobierno y APG)”.
- “Validación del Plan Estratégico para el Desarrollo Integral del Parque Nacional Aguarague y Territorio Ancestral del Pueblo Guaraní, elaborado por la APG Yacuiba”.
Con el resto de los 16 puntos, el texto --que puede ser descargado en su integridad de la web de la Plataforma, ver link al final de la nota— incluye las explicaciones de cada una de las demandas.

lunes, 24 de octubre de 2011

La Guerra de la Madre Tierra

Raúl Prada

http://horizontesnomadas.blogspot.com/

Historia de la lucha del Pacto de la Unidad en Defensa de la Madre tierra

Podemos hablar a ciencia cierta de una guerra por la madre tierra, ante el peligro que se encuentra por la contaminación múltiple, del aire, del agua, de los suelos; por la deforestación que erradica grandes extensiones de bosques, que forman parte de la articulación, interactividad, interacción y entrelazamiento de los distintos ciclos de la vida, generativos y regenerativos; por la desertificación, la crisis climática, la crisis ecológica, el calentamiento global, el efecto invernadero. Los enemigos de la madre tierra son las trasnacionales, las empresas industriales, el comercio indiscriminado, la mercantilización desorbitada, el consumismo compulsivo, la expansión desbordante de la frontera agrícola, el extractivismo exacerbado, articulada a un capitalismo dependiente, absorbido por la economía-mundo y sistema-mundo capitalista. Todas estas formas depredadoras forman parte del modelo civilizatorio moderno, capitalista y occidental, que se ha universalizado, expandiéndose globalmente, deshaciendo otros modos civilizatorios y culturales alternativos nativos y ancestrales. El enfrentamiento en defensa de la madre tierra es contra este modelo civilizatorio depredador.

El Pacto de la Unidad, que aglutina a las organizaciones indígenas campesinas de Bolivia, ha asumido la responsabilidad política y cultural de defender a la madre tierra. Se puede decir que desde abril del 2007, cuando se acude a la Cumbre del ALBA-TCP, el Pacto de la Unidad se propone la tarea de retomar orgánicamente la defensa de la madre tierra, aunque esta tarea estaba implícita en el documento del Pacto de la Unidad para la Asamblea Constituyente, también en la participación de las organizaciones sociales, que conforman el pacto, en el proceso constituyente, plasmando esta tarea en la Constitución Política del Estado. La tarea de elaboración de una Ley de la Madre Tierra se da en la Conferencia de los Pueblos por el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. En las resoluciones de Tiquipaya-Cochabamba se plantea dar cumplimiento a la reducción de los gases de efecto invernadero, por parte las potencias industriales que firmaron el protocolo de Kioto, por lo menos en un 50% para evitar que el calentamiento global suba peligrosamente ocasionando catástrofes ecológicas. También exige las negociaciones de la Cumbre de Cancun (COP 16) sean transparentes, inclusivas y democráticas, sin ningún documento impuesto por las potencias industriales, ni condicionamientos ni chantajes. Así mismo rechazar el Entendimiento de Copenhague por ser una amenaza para la vida y demanda el respeto al marco legal vigente en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Protocolo de Kioto. En el mismo sentido exigir a los gobiernos de los países desarrollados, “Financiamiento para la Tierra, no para la Guerra”, y la transferencia de los presupuestos militares; así como incrementar los recursos financieros para salvar el planeta y la Madre Tierra y atender los impactos del cambio climático en los Países en Desarrollo. Demanda la justicia climática, denunciar la ausencia de los pueblos en las instancias de decisión sobre el futuro común, y demanda la creación de espacios de participación de los pueblos del mundo en la toma de decisiones sobre el cambio climático, asimismo en el monitoreo y supervisión del cumplimiento de los compromisos contraídos por los países desarrollados. Promueve la creación de normas legales internacionales que sancionen las infracciones e incumplimientos de los compromisos de reducción de emisión de Gases de efecto invernadero, financiamiento, transferencia de tecnología y otras obligaciones asumidas por los Países Desarrollados. Asimismo promueve la creación del Tribunal de Justicia Climática que será una instancia de ejecución de estas normas. Exige a los Países Desarrollados respeto a los derechos de las poblaciones migrantes por efectos climáticos, y que se destinen recursos para brindarles acogida y compensación a nivel local, nacional, regional e internacional. Las resoluciones de la Conferencia de los Pueblos por el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra también se proponen construir un movimiento mundial desde los pueblos y las organizaciones sociales en defensa de la Vida y la Madre Tierra, basada en la inclusión y complementariedad de todos. Así mismo, en la misma tónica, se pospone promover el Vivir Bien y sus principios como alternativa al sistema de vida capitalista, recuperando hábitos y costumbres ancestrales, como la reconstitución de los calendarios orientados a devolver y recuperar los ciclos naturales de la Madre Tierra; en esta perspectiva se propone promover la producción ecológica, el consumo de productos orgánicos locales, promover y generar políticas de incentivo al consumo de productos locales naturales, además de recuperar y promover la matriz tecnológica de nuestros pueblos y generar una complementariedad de conocimientos. Las resoluciones de Tiquipaya se proponen impulsar y consolidar a nivel mundial la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra. En este sentido sustituir el sistema Capitalista por un modelo alternativo que priorice la armonía con la Madre Tierra, la reciprocidad, la complementariedad y el equilibrio de la Vida antes que el consumismo. Consecuente con todas estas resoluciones, se convoca a una 2a Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, además de promover el Referéndum mundial sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Por último, las resoluciones se plantean la creación de una Organización Mundial alternativa de los pueblos: UNO, asimismo, creando espacios donde las representaciones de los pueblos tengan plena participación con poderes de decisión.
El Pacto de la Unidad retoma seriamente las resoluciones de Tiquipaya y se da a la tarea de elaborar un anteproyecto de Ley de la Madre Tierra. Esta labor dura aproximadamente nueve meses, se desarrollan varios encuentros de las organizaciones sociales en 16 talleres de trabajo, la mayor parte de ellos regionales y por organización, otros plurinacionales y de todas las organizaciones, contando con un formato de elaboración de la ley y buscando consensuar un solo documento. En la reunión de Cochabamba del 6 y 7 de octubre de 2010 se logra la conjunción de un solo documento y se toman las decisiones más importantes sobre el contenido del documento. Una de esas decisiones tiene que ver con desechar el nombre de recursos naturales porque reproduce el significado de explotación de la naturaleza, basado en la comercialización, el mercado y la acumulación capitalista. Por otra parte se decide expresar elocuentemente en la escritura del documento los imaginarios de las cosmovisiones indígenas originarias, campesinas e interculturales. La tarea encomendada deriva en el Anteproyecto de Ley de la Madre Tierra presentada por el Pacto de la Unidad a la dirección ejecutiva de las organizaciones sociales en la sede de la CSUTCB, contando con la presencia del Canciller David Choquehuanca. Posteriormente el documento se presenta a la Comisión Mixta sobre medio ambiente de la Asamblea Legislativa Plurinacional, encabezada por el Senador Freddy Bersati. Con esta comisión se trabaja conjuntamente estableciendo acuerdos entre el Pacto de la Unidad y la Asamblea Legislativa Plurinacional. Un primer acuerdo se da una vez terminada las exposiciones de las partes, por parte del Pacto de la Unidad y por parte de la comisión mixta, de sus respectivos anteproyectos. Este acuerdo consiste en elaborar un documento consensuado entre el Pacto de la Unidad y la Asamblea Legislativa plurinacional, que comprenda ambas propuestas, incorporando los ejes conceptuales de la propuesta del Pacto de la Unidad, y reproduciendo lo que plantea la Constitución Política del Estado en lo que respecta a temas conflictivos, como lo relacionado a la consulta previa e informado con consentimiento de las comunidades, de las naciones y pueblos indígenas y originarios. En relación a este acuerdo se establece la conformación de título que comprenda la participación, el control social y la consulta tal como está en la Constitución. El trabajo conjunto termina con un anteproyecto consensuado de Ley de la Madre Tierra. Cuando se termina la presentación de este documento histórico, se firma un segundo acuerdo donde ambas partes se comprometen a mantener y defender el anteproyecto consensuado, buscando su aprobación en la Asamblea Legislativa Plurinacional, incorporando en pleno el preámbulo del anteproyecto del Pacto de la Unidad, donde se expresa el espíritu de la ley de la madre tierra, desde la perspectiva de las cosmovisiones indígenas y comprendiendo la complejidad de la composición y los ciclos vitales de la madre tierra. Además se decida abrir un título que contenga un enunciado general sobre áreas protegidas desde la perspectiva desplegada en la ley.
El Anteproyecto de Ley de la Madre Tierra del Pacto de la Unidad comprende el preámbulo, la exposición de motivos y doce títulos. El título I, que define los aspectos generales, el objeto de la ley, los objetivos, los alcances, las definiciones y conceptos, los principios. El título II comprende los derechos y deberes para con la madre tierra, el título III define el marco institucional, planteando el Consejo de la Madre Tierra como instrumento de corresponsabilidad en la coordinación de políticas públicas y la gestión de la madre tierra. El título IV establece la participación y el control social en lo que tiene que ver con la gestión integral de la madre tierra; este título también comprende un capítulo sobre el consentimiento previo, derecho reconocido de los pueblos indígenas por parte de Naciones Unidas y convenios internacionales, además de la Constitución Política del Estado. El título V desarrolla la gestión ecológica de la madre tierra, el titulo VI define las bondades de la madre tierra, una concepción afectiva, integral, cíclica y dinámica de los componentes de la madre tierra, sustituyendo con esta cosmovisión al discurso extractivista explotador y de dominación sobre los recursos naturales, aunque se plantea que en la transición y de acuerdo a la traducción intercultural se mencionara a los “recursos naturales” en la forma como se refiere la Constitución, como estratégicos y destinados al vivir bien. El título VII retoma la consulta previa e informada, el título VIII norma sobre las áreas protegidas, el título IX define la territorialidad, la tierra y el territorio, el titulo X determina el régimen económico, el titulo XI define los mecanismos para la defensa de la madre tierra, incentivos y sanciones, por último el título XII establece las disposiciones finales y transitorias. El Anteproyecto de Ley de la Madre tierra del Pacto de la Unidad se convierte en el Manifiesto Político y Conceptual de la Madre Tierra. Este documento hace de manifiesto y como tal de convocatoria a luchar por la madre tierra, expresando la fuerza de las cosmovisiones de las naciones y pueblos indígenas originarios y de las teorías de la complejidad, haciendo una interpretación vital e histórica de las bondades y componentes de la madre tierra, de sus ciclos vitales, del ciclo del agua, del ciclo del aire, del ciclo de los suelos, articulados y entrelazados en la generación, regeneración y evolución de la vida. El manifiesto hace una interpretación desde la historia cósmica y de la historia ecológica de las energías, también interpreta la historia geológica de los componentes del subsuelo de la madre tierra.
El Anteproyecto de la Ley de la Madre Tierra consensuado entre el Pacto de la Unidad y la Asamblea Legislativa Plurinacional contiene la siguiente estructura: El preámbulo, retomado del documento del Pacto de la Unidad y dos títulos donde se distribuyen todos los capítulos de la ley marco. El título I, que contiene las disposiciones generales, donde están los objetivos, fines y principios, además de las definiciones, se define el objeto y los fines y se establecen los principios. El título II está dedicado a la madre tierra, a su definición y carácter, a los derechos de la madre tierra, a las obligaciones del Estado y a los deberes de la sociedad. El título III comprende al vivir bien en armonía con la madre tierra, al modelo económico-ecológico para vivir bien, que contiene la planificación integral y participativa y la contabilidad económica-ecológica, que plantea la valoración cualitativa y su incorporación en la planificación, incorporando los efectos a la madre tierra y se plantea la soberanía y la seguridad alimentaria, además del seguimiento y evaluación del vivir bien en armonía con la madre tierra. Comprende también un capítulo sobre sistemas de vida y componentes de la madre tierra, distinguiendo los componentes de la madre tierra y los recursos naturales, la condición de renovabilidad de los componentes de la madre tierra, su uso y aprovechamiento en general y en territorios indígenas originarios campesinos; se definen los lineamientos de las comunidades de vida. El título IV trata sobre protección y garantía de los derechos de la madre tierra, el título V trata sobre las instituciones y mecanismos de defensa de la madre tierra, donde se encuentra el consejo plurinacional de la madre tierra, el ministerio de la madre tierra; también comprende un capítulo sobre la consulta previa, libre e informada y el control social.
La Ley Corta de los Derechos de la Madre Tierra, aprobada por la Asamblea Legislativa plurinacional, es un recorte del anteproyecto de Ley de la Madre Tierra consensuada entre el Pacto de la Unidad y la Asamblea Legislativa Plurinacional. Su estructura comprende dos títulos, en el primero se encuentran las disposiciones generales, el objeto y los principios; en el segundo define la madre tierra y su carácter, se definen los sistemas de vida, el carácter jurídico de la madre tierra, el ejercicio de los derechos de la madre tierra, se establecen los derechos de la madre tierra, también las obligaciones del Estado y deberes de la sociedad, además se incorpora la defensoría de la madre tierra.

sábado, 22 de octubre de 2011

Observaciones del Presidente Evo Morales a Ley del TIPNIS sancionada por la Asamblea Legislativa

Evo Morales Ayma *

http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2011102109

H. Señor Presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP): He recibido la Ley sancionada por la ALP, mediante la cual se declara al Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS patrimonio sociocultural y natural, zona de preservación ecológica, reproducción histórica y hábitat de los pueblos indígenas Chimán, Yuracaré y Mojeño-trinitario cuya protección y conservación son de interés primordial del Estado Plurinacional de Bolivia. Sobre la referida Ley me permito hacer la siguiente observación:

1.- En el artículo 1, considerando el proyecto de Ley de declaratoria de intangibilidad y protección del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure - TIPNIS, presentada por los diputados Julio Cortez Vira, Pedro Nuni Caity, Justino Leaño, Blanca Cartagena, Cristina Valeroso y Bienvenido Zacu, y la nota enviada por los mismos que manifiestan la siguiente observación: “se ha eliminado el carácter INTANGIBLE para el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure”.
Recogiendo exactamente la propuesta de los diputados y dirigentes indígenas, me permito proponer la siguiente redacción:
ARTÍCULO 1. (DECLARATORIA DE PATRIMONIO DEL TIPNIS) I. Se declara al Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure - TIPNIS patrimonio sociocultural y natural, zona de preservación ecológica, reproducción histórica y hábitat de los pueblos indígenas Chimán, Yuracaré y Mojeño-trinitario, cuya protección y conservación son de interés primordial del Estado Plurinacional de Bolivia.
II. En el marco de los artículos 30, 385, 394, y 403 de la Constitución Política del Estado y otras normas vigentes, se ratifica al Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure - TIPNIS como territorio indígena de los pueblos Chimán, Yuracaré y Mojeño-trinitario, de carácter indivisible, imprescriptible, inembargable, inalienable e irreversible y como área protegida de interés nacional.
III. Asimismo, adicionalmente se declara al Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS, como zona intangible.
2. En relación al artículo 3, y considerando nuevamente el Proyecto de Ley presentado por los diputados antes nombrados, el mismo que recoge exactamente el pedido de los dirigentes indígenas movilizados en la VIII Marcha Indígena, propongo a la Asamblea Legislativa Plurinacional modificar el texto originalmente aprobado de la siguiente manera:
ARTICULO 3. (CARRETERAS POR EL TIPNIS) Se dispone que la carretera Villa Tunari San Ignacio de Moxos, como cualquier otra, no atravesará el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure.
3. En función de que planteo la declaración de intangibilidad del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Secure - TIPNIS, de acuerdo a lo solicitado por los indígenas movilizados en la VIII marcha y de acuerdo a lo que plantearon los diputados que acompañaron esa movilización, no corresponde la aprobación de los artículos 4, 5 y 6 los cuales propongo sean excluidos del Proyecto de Ley Sancionado.
4. Asimismo, se sugiere la redacción de un artículo adicional con el siguiente texto:
“ARTÍCULO 4. (PROTECCIÓN) Dado el carácter intangible del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure - TIPNIS, se deberán adoptar las medidas legales correspondientes que permitan revertir, anular o dejar sin efecto los actos que contravengan a esta naturaleza jurídica”.
5. Finalmente en relación al artículo 7, que pasaría a ser el artículo 5 de la Ley Sancionada, de aceptarse mis observaciones realizadas en base a la solicitud expresa de diputados y dirigentes indígenas, sugiero para el mismo la siguiente redacción definitiva:
“ARTICULO 5. (PROHIBICIÓN DE ASENTAMIENTOS HUMANOS ILEGALES EN TERRITORIO INDÍGENA Y PARQUE NACIONAL ISIBORO SÉCURE-TIPNIS) De conformidad al Artículo Primero de la presente Ley al ser declarado territorio intangible, los asentamientos y ocupaciones de hecho promovidas o protagonizadas por personas ajenas a los titulares del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure - TIPNIS, son ilegales y serán pasibles de desalojo con intervención de la fuerza pública si fuera necesario a requerimiento de autoridad administrativa o judicial competente.
En atención a los antecedentes y fundamentos expuestos, en ejercicio de la facultad establecida en el Numeral 10 del artículo 163 de la Constitución Política del Estado, me permito Observar la Ley Sancionada por el Órgano Legislativo.
Pido a usted Señor Presidente, someter esta observación a consideración de la Asamblea Legislativa Plurinacional, para su tratamiento en el marco de lo establecido por el Artículo 163de la Constitución Política del Estado.
Hago propicia la ocasión para reiterar al Señor Presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional, las seguridades de mi más alta y distinguida consideración.
Evo Morales Ayma, Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia

 

miércoles, 19 de octubre de 2011

“Bienvenidos hermanos del TIPNIS”, grita la multitud conmovida en La Paz

Redacción Bolpress

http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2011101901

Más de 1.200 originarios de tierras bajas integrantes de la VIII Marcha Indígena llegaron este miércoles a la ciudad de La Paz luego de 64 días de caminata. Decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas de todas las edades y clases sociales colmaron calles y avenidas para darles la bienvenida.

El 15 de agosto salió de Trinidad la VIII Marcha Indígena en defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) con rumbo a la ciudad de La Paz, y dos meses llegó a su destino, después de sortear innumerables obstáculos, incluidos bloqueos masistas y una brutal represión policial.
Los indígenas de tierras bajas siempre fueron bien recibidos en la sede de gobierno en anteriores movilizaciones, y por ello no dudaron ni un instante que en esta oportunidad también gozarían de la hospitalidad paceña. Sin embargo, nunca imaginaron tan cálido y conmovedor recibimiento de una multitud de trabajadores, profesionales de clase media, comerciantes, estudiantes y pueblo pobre en general.
No se necesitó una convocatoria formal, ni listas ni fichas ni advertencias de multas y represalias; el pueblo se manifestó de manera espontánea, con lágrimas, aplausos, gritos, risas, estribillos y vivas; los más osados con abrazos y besos. Fue una catarsis de toda la ciudadanía que sentía indignación e impotencia desde la intervención en Yucumo. Sobraron los regalos, aportes, donaciones y la comida, además de flores, mixtura, papel picado y sobre todo carteles; todos encontraron alguna forma de dar la bienvenida a la marcha, desde niños de kínder, jóvenes de colegio, vecinos, madres de familia, oficinistas, activistas, universitarios...
Los indígenas recorrieron este miércoles el último tramo de la VIII Marcha. A primera hora partieron de Urujara al norte de la ciudad, pasaron por los barrios de Chuquiaguillo, Villa El Carmen y Villa Fátima, bordearon la plaza Villarroel, continuaron bajando por la avenida Busch hasta el estadio Hernando Siles, siguieron por la avenida Camacho, subieron por la calle Ayacucho, ingresaron a la Plaza Murillo, donde se encuentran los Palacios del Ejecutivo y Legislativo, y luego de dar un vuelta triunfal continuaron hasta la Plaza Mayor, donde fueron agasajados por una multitud.
Miles de niños, estudiantes y ciudadanos formaron un cordón humano a lo largo del trayecto; todos aplaudían, saludaban y ovacionaban a los marchistas como a héroes que retornan de la guerra, algunos con un nudo en la garganta y sin poder contener las lágrimas. Niños y jóvenes de colegios fiscales de Villa el Carmen esperaron impacientes a los visitantes con bolsas de refresco y emparedados. Los vecinos de la zona también aguardaron bien provistos de alimentos. Más tarde todos comprendieron que su solidaridad había rebasado la capacidad de los estómagos de los marchistas. Cuadras más abajo, en Villa Fátima, las caseras del mercado aventaban alimentos y frutas a una volqueta que transportaba víveres para los indígenas.
A medida que avanzaba la marcha, más gente se plegaba y la hilera humana crecía y crecía con nuevos contingentes de estudiantes de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), alumnos de secundaria, jóvenes activistas, maestros, amas de casa y población en general.
La gente tuvo la oportunidad de ver esos rostros cansados, quemados por el sol, pero llenos de esperanza, optimismo, emoción y sorpresa; ninguno de los marchistas se imaginó que la reacción del pueblo sería así, con tanto cariño, con los brazos abiertos. Después de muchos años, todos se sintieron hermanados, la selva, el campo y la ciudad, los de tierras altas con los de las bajas, hermanados por la insatisfacción, por la decepción, por la indignación y también por la esperanza de que después de un acontecimiento como el de hoy ya nada será igual… 
“Esta marcha no es pagada, es voluntaria”, exclamaban los marchistas urbanos, en alusión a la movilización que montó el MAS el 12 de octubre, repartiendo bonos y obligando a marchar a los funcionarios públicos. “Si Evo quiere coca, que plante en Orinoca”, gritaban los paceños y paceñas, dando rienda suelta a su creatividad estimulada por la bronca contenida: “¡Evo bellaco, el TIPNIS no es tu cato!”; “¡Evo decía que todo cambiaría; mentira, mentira, la misma porquería!...”. El Vicepresidente Álvaro García Linera también tuvo lo suyo: "¡Evo a Chonchocoro, Linera a Obrajes!", "¡El TIPNIS no se toca, que toquen al Linera todo lo que quieran!", "¡Linera loca … el TIPNIS no se toca!"...
Los masistas observaron estupefactos, tal vez con envidia, la imponente movilización espontánea. Algunos periodistas comentaron que la contramarcha masista del 12 de octubre "en defensa de Evo y del proceso" se quedó chiquita comparada con la procesión pro indígena de este miércoles, en cantidad, calidad y entusiasmo.
Desmoralizados y sin argumentos, los militantes del MAS continuaron difamando a los indígenas "ingenuos y manipulados" por la “derecha”. “Más allá de la legitimidad de sus demandas, es increíble que los marchistas no puedan discernir que están siendo utilizados para dañar la imagen del presidente Evo Morales, esa derecha que nunca bajo la guardia y no la bajará”, dijo la opinadora Lilian Ergueta en una de las tantas cadenas evistas que pululan en Internet.
Los masistas en general culpan a los indígenas de que la derecha reaccionaria haya mutado y ahora sea ferviente defensora de los indios y de la Pachamama. Con esa retorcida lógica, Ergueta y otros masistas difaman a los marchistas del TIPNIS y los responsabilizan de que “nada menos que el canal 36 cadena A (que a toda luces tiene muy definida su posición derechista) solicite ayuda para los ‘hermanos’ indígenas del TIPNIS con un fondo de música ‘Coraje’, aquella pieza musical emblemática de las luchas revolucionarias…”.
El canal estatal Bolivia TV se vio obligado a transmitir en directo la multitudinaria marcha ciudadana que ingresó a Plaza Murillo, pero la reportera y el presentador de noticias intentaron minizarla e incluso desacreditarla. A ambos les llamó mucho la atención la masiva participación de "gente ajena"; consideraron que la presencia de amas de casa y de otra gente "sospechosa" "desvirtuó" la marcha indígena.
Para pesar de los masistas, no solo las amas de casa se solidarizaron con los indígenas, sino también las caseras de 30 mercados paceños que el martes prepararon más de tres mil raciones de mate de coca para los marchistas y 500 tazas de chocolate para sus hijos. Este miércoles distribuyeron más de dos mil platos de sajta de pollo en la Plaza Mayor, y cocinarán al menos 15 mil raciones de desayuno, almuerzo y cena para alimentar a sus hermanos de tierras bajas en los próximos cinco días.

“Evo quiso que los odiemos, falló, los amamos como a la misma Pachamama”

Andrés Gómez Vela


Brazo derecho en forma de ele, apunta y enfoca su cámara-celular y… click toma la imagen de un marchista con su bebé. “Me llama la atención todo esto”, dice la quinceañera Mariluz Ojeda, todavía con su guardapolvo del Liceo Venezuela, y balbucea acongojada que siente ganas de llorar “al verlos así (a los marchistas) y por todo lo que han sufrido en el camino”. Dos pasos más allá, en la misma Plaza Murillo, Constantino Arias, un médico aficionado a la radio, toma otras fotos. “Esto no se repite”, comenta. Al igual que él, y en una sociedad donde prima la cultura de la imagen, casi medio millón de celulares fotografiaron y filmaron hoy la llegada de los marchistas del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). Tienen las imágenes en sus “cels” y en sus cabezas por si a alguien se le ocurre alterar la historia que se escribió hoy entre las 08.00 y 18.00 horas.

A pocos pasos del Palacio Legislativo, Juana Balcazar, una trinitaria simpatiquísima de mejillas rosadas que vive desde hace 12 años en La Paz, dialoga con Javier Mamani, un paceño con facciones aymaras marcadas. “Ellos (se refiere a los marchistas) son las personas más tranquilas que conozco, nunca hacen daño a nadie, no son malos, no conocen la maldad; y el Evo (Morales) quería que odiemos a nuestros hermanos, pero falló, los queremos mucho más”, le comenta Juana a Javier. “Yo soy chofer de la Flota Vaca Diez y vi cómo los maltrataron en Yucumo, no les dejaron tomar agua ni acercarse al río; lo mismo hicieron con los pasajeros de mi bus; los colonizadores nos dijeron que íbamos a pagar con nuestras vidas si desbloqueábamos y no nos dejaron entrar al río”, responde Javier. Son esas charlas donde la gente se conoce a partir de pensamientos y sentimientos comunes.

“Hermanos, hermanas, los amamos como a la misma Pachamama”, grita de entre las filas una mujer de cabellos largos encrespados con dos corazones rojo, amarillo y verde pintados en sus mejillas blancas como la leche. Suma su voz Delia Burgoa, una pequeña cincuentona: “no lloren niños, qué lindas wawuas, les queremos mucho”; y les echa flores de dalia, rosas y hortensias. “TIPNIS SÍ, Coca NO; TIPNIS SÍ, Evo NO”, corea la multitud como para que escuche el Presidente de las Seis Federaciones de Cocaleros del Chapare y, a la vez, Presidente del Estado Plurinacional, quien a esa hora de la tarde (15.00) ya se había ido a 500 kilómetros de Palacio de Gobierno, Cochabamba a entregar una obra, dijeron. Será que por esta razón a eso de las 17 horas Fernando Vargas, presidente de la Subcentral TIPNIS, tronó y dijo que “a Evo Morales le vale un carajo la marcha”.

¿Cuánta gente calculas? Apuestan dos adolescentes que llevan como turbantes una bandera blanca con la flor de patujú en el medio. “¿Un millón?” “Nooooo”. ¿Mucho? “Digamos se acerca al millón si contamos a la gente que aplaudió a la marcha desde el lugar que partió (Urujara)”, tantea el más delgado. “Caliente, caliente”, dice el muchacho de espesas cejas que tiene los pantalones algo caídos de la cintura a los gluteos.

Cecilia Juata, una niña de menos de 10 años del TIPNIS, oye gritar, aplaudir y arengar a la gente desde un bus de una institución estatal, con un helado en mano y tal vez sin saber que la marcha que también protagonizó ella cambiará la historia del país. Ante su mirada curiosa cruza un grupo de jóvenes con un pasacalle que tiene la imagen de un Tupac Katari a punto de ser descuartizado, esta vez, por cuatro tractores y ya no por caballos.

“Nunca había visto tanta gente en tantos años de trabajo”, coinciden los periodistas que narran cada detalle de la llegada de los marchistas a través de radios, canales de televisión y los novedosos (y peligrosos, diría el gobierno) Twitter y Facebook, donde una persona es mensaje y medio a la vez. “Date cuenta Evo, cuidado luego te arrepientas”, grita una mujer a través de la radio. Casi en tiempo real esa frase ya está circulando en las redes sociales. Tal es la agilidad informativa en el mundo virtual que mientras escribo esta crónica (18.45), la periodista Mery Vaca informa en su cuenta de twitter: “Poco a poco van llegando todos los indígenas y se sientan en media Plaza Murillo”. Definitivamente, las marchas y los movimientos sociales en tiempo de la aldea global tienen la realidad del mundo al instante, pero en serio.

Menos mal que los periodistas todavía tenemos la magia del Dios Cronos para congelar los tiempos en este mundo virtual y contarles que entre las 08.00 y 16.00, tres horas antes de la toma pacífica de la Plaza Murillo, miles de personas entrelazaron sus manos morenas, blancas, dedos con callos, delgados, regordetes, enmorcillados, finos, pequeños, largos para hacer una cadena humana de bienvenida; chicas de los barrios chic, birlochas, chotas, cholas, (dirían las Mujeres Creando); mujeres de las laderas, pitucas, sencillas, obreras, gremiales, profesionales, hipócritas, curiosas; hombres jubilados del racismo o ex racistas, consecuentes, luchadores de siempre, defensores de derechos humanos, falsos, caretas y políticos de quinta se agolparon a aplaudir a los indígenas que defienden el TIPNIS como hijos de la Madre Tierra.

“Son nuestros héroes”, exclama un joven de 30 años de cabellos ralos casi color zanahoria apostado cerca del mercado Camacho. “Con ellos (marchistas) hemos recuperado la dignidad, son valientes, cuidan el paraíso de la vida”, asegura Brenda Velarde, una mujer de aproximadamente 35 años, gafas oscuras y cabellos negros recogidos.

“¿Vienes obligado o libremente?”, se preguntan medio en serio, medio en broma dos empleados públicos ubicados cerca del Banco Central. “Vengo gratis y aplaudo porque quiero, no porque me obligan”, responde uno de ellos haciendo un gesto que denota seriedad. “Nadie nos obliga, carajo, no tenemos fichas, carajo”, corea la cadena humana que acompaña a la marcha en su ingreso al Kilómetro Cero.

¿Cuándo se volcó el corazón de gran parte de los paceños? ¿Por qué ya no quieren a Evo Morales? No sé. La única certeza que tengo es que son los mismos paceños que hoy corean: “TIPNIS Sí, Evo, No”, aclamaban ayer a Evo. Ya están en La Paz los marchistas, ¿Qué viene ahora? La negociación con el gobierno. “Hermanos, no nos dejen solos”, dice Adolfo Chávez, principal dirigente de la CIDOB. “No están solos, carajo, no están solos, carajo”, responde la multitud.

Pachamama desordenada

Ana Rosa López Villegas

http://www.paginasiete.bo/2011-09-26/Opinion/Destacados/13Opi00226-09-11-P720110926LUN.aspx

¿Sabe usted qué fue el paro cívico de los corajudos citadinos paceños el pasado 16 de septiembre? Un disparo silencioso que resuena todavía en las orejas de muchos sordos. Pero el problema no está sólo en los sordos, ni en los difusos límites municipales, ni en el absurdo político de los oficialistas de Palca, Achocalla y Mallasa, que intentaron tomar las subalcaldías de Obrajes, Mallasa, Hampaturi y Zongo. El problema de fondo radica en el desorden en el que hemos sumergido a la Pachamama, o dicho de otra manera, la gran materia pendiente -entre muchas otras en Bolivia- sigue siendo el ordenamiento territorial. La tierra que habitamos requiere de un orden, en todos los sentidos, eso está claro, pero literalmente hablando requiere también de un orden territorial.

Los técnicos y desarrollistas bolivianos de la década de los 90 definieron el ordenamiento territorial como un proceso de organización del uso y la ocupación del territorio, en función de sus características biofísicas, socioeconómicas, culturales y político-institucionales. Un proceso que debería permitir identificar las potencialidades y limitaciones del territorio nacional, departamental o municipal sobre la base de sus características ambientales, socioeconómicas, culturales y político-institucionales. Se trata, para decirlo de una forma más amigable y menos técnica, de una herramienta que busca el equilibrio entre el hombre y el medio ambiente, significa por ejemplo no construir carreteras en áreas protegidas ni en reservas ecológicas y respetar (democráticamente) ciertos límites municipales.


El ordenamiento territorial surgió en Bolivia a partir de los denominados proyectos de zonificación de tierras en la Amazonia boliviana realizados en 1991 a través de la cooperación internacional alemana y holandesa, en coordinación con las prefecturas (ahora gobernaciones) de Santa Cruz y Pando. En lo que a nuestra maltrecha Pachamama se refiere, el ordenamiento territorial está fuertemente vinculado a nuestro carácter multicultural y se refleja, por ejemplo, en la declaratoria del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS) como parque nacional (reserva natural, 1965) y territorio indígena en 1990; y debería reflejarse también en una clara definición de límites intermunicipales' si es que realmente el ordenamiento territorial fuera una preocupación genuina.


Si bien la inclusión de la temática del ordenamiento territorial en la nueva Constitución del Estado Plurinacional (artículo 402) fue considerada por muchos de los nostálgicos y ahora desempleados técnicos de los 90 como un avance significativo en dicha área, la aprobación de una ley que sustente los principios del ordenamiento territorial en Bolivia está pendiente todavía y se convierte día a día en un verdadero desafío, más aún ahora que las condiciones de respeto a la Pachamama dependen del humor de la hipocresía de turno.


Pero volvamos a lo que realmente es, a lo que el ciudadano de a pie tiene que vivir cotidianamente en este desordenado territorio nacional. Recordemos el cabildo que organizaron los vecinos de Palca, Achocalla y Mallasa y a través del que conminaron, sin criterio alguno, a retirar –en un plazo de 48 horas– a las subalcaldías de Mecapaca, Palca y Achocalla, “que corresponden a la Alcaldía de La Paz y que se encuentran dentro de lo que consideran sus territorios ancestrales”. Habría que preguntarse cuáles fueron las verdaderas intenciones para tan desgarradora defensa de la tierra municipal y cuán eficiente habría sido que los invasores paceños desalojaran sus oficinas ediles para dar gusto a los invadidos.


Retornemos al implacable paro cívico que los paceños protagonizaron en defensa de su territorio municipal durante las semanas pasadas y pensemos en el éxito rotundo de la medida y en lo productiva que sería si se aplicara a la limpieza y al ordenamiento del tráfico vehicular en las arterias de la sede de Gobierno.


Mantengámonos alerta frente al abuso que están sufriendo los indígenas del oriente boliviano que marchan desde hace más de un mes por defender su territorio y en lo ilógico que suena contar con un Primer Mandatario indígena e indigenista. ¡Qué cansada estará la Pachamama de este trajín infinito! ¡Pobre reina destronada, ensalzada cuando conviene, manoseada, destruida, insultada! ¡Pobre Pachamama desordenada!

“Llegamos a La Paz portando el símbolo del sol de paz y a defender nuestra casa”

Andrés Gómez Vela
http://www.erbol.com.bo/noticia.php?identificador=2147483950962

Rubén Noza es el primero en aparecer de entre la niebla como un fantasma que irrumpe una delgadísima gasa de la tierra a 4.250 metros sobre el nivel del mar. Tiene 33 años, porte atlético, trae consigo una bandera blanca con la flor de patujú, rojo, amarillo y verde y un radioreceptor marca sony en bandolera. “Es el símbolo del Sol de Paz, lo cargo desde Yucumo”, me aclara sin tambalear ni un centímetro pese al gélido y fuerte viento que intensifica el flamear de la bandera y entumece los dedos a dos grados centígrados a 100 metros de La Cumbre. Detrás de su hilera viene la larga columna de marchistas (calculan 2.000) que trepan desde hace 64 días desde la llanura hasta el mismo techo de Bolivia con un solo mandato: defender el TIPNIS.

Casi 10 hileras más atrás, está Jaqueline Soliz, cara redonda, cabellos negros lacios, nariz recta y una sonrisa singular por la forma que dibujan sus labios gruesos. “No pensaba llegar hasta La Paz”, me comenta. “Pero como al Evo se le ha caído su máscara de indígena hemos tenido que venir”, me dice atisbándome por el rabillo del ojo izquierdo. “Y no nos iremos hasta lograr que se frene la carretera, si ya hemos caminado dos meses, no nos va a importar quedarnos todo el tiempo necesario para conseguir nuestro propósito”, afirma con voz cristalina y aguerrida, pero sin destilar un ápice de odio.

Abundan las cámaras e iluminan tenuemente de rato en rato el cielo paceño los flashes de las cámaras fotográficas. Un enjambre de periodistas se convierte en testigo del acontecimiento que descubrió como un certero haz de luz el Talón de Aquiles (su inconsecuencia entre lo que predica y practica) del hasta el domingo pasado casi invencible gobierno del MAS. Micrófonos, guirnaldas, vivas, aplausos, vítores y ánimos dan la bienvenida a los marchistas indígenas que caminan hace 64 días, de los cuales 43 sufrieron descalificaciones “evistas”.

“Su recorte parece de policía”, me cuestiona un miembro de seguridad de la marcha indígena, portando su “uh” (arco y flecha en lengua sirionó). “Así nomás es mi corte, hermano, pero no soy policía, soy periodista nomás”, le respondo y le extiendo mi credencial de Erbol. Revisa minuciosamente los datos, compara mi rostro con mi foto y me echa una mirada fría. “Está bien, es que los policías nos han reprimido y pueden estar ahora disfrazados y vestidos de otro color”, me explica y luego me dice su nombre Miguel Ángel Uché, de aproximadamente 24 años, moreno, casi de 1.75 metros.

Willy Eato, otro guardia de la Marcha, es más amable, pero aún más riguroso vigilante. Le falta un diente en su mandíbula superior, pero no desluce su sonrisa de mozo avergonzado por una pelada que le echa los tejos desvergonzadamente. “Yo marcho por mis hermanos, por mi tierra, por ustedes, por defender mi casa”, dice este joven de 26 años sin dejar de mirar a la gente que se apiña a saludar a los marchistas en el trayecto La Cumbre-Urujara, puerta de ingreso a La Paz.

Willy y Miguel Ángel tienen razón en ser celosos guardianes de la sacrificada marcha porque entre la comitiva de bienvenida auto-invitada aparecieron decenas de figurettis, políticos fracasados y de segunda, clasemedieros que ayer despreciaban a los indígenas y hoy vieron en la marcha la oportunidad de vengarse del Evo que los cambió por otra burocracia. Pero también había gente consecuente, principista, comprometida como Leonardo Tamburini del Cejis y Helen Álvarez de Mujeres Creando.

“Trabajé casi toda mi vida por los indígenas, apenas terminé de estudiar en Italia vine a Bolivia”, cuenta Leonardo, de casi dos metros de estatura y francos ojos azulados. “Andrés, la marcha no solo es caminar, sino 24 horas de compartir, nosotras como Mujeres Creando hemos apoyado desde un principio esta marcha”, dice Helen, quien camina disciplinadamente al lado de una indígena; sus gafas oscuras impiden ver sus ojos verdes.

De lejos, la marcha se asemeja a una whipala humana porque se divisa la diversidad boliviana en los ajsus y ponchos de los marchistas de los originarios de tierras altas; en los sombreros de los pueblos de tierras bajas y en la música interpretada por flautas, tamboritas, zampoñas y bombos, que desgranan taquiraris y melodías andinas.

Marchan como Moisés con su pueblo por el desierto en busca de la tierra prometida y como Tomás Katari desde Pocoata (Norte de Potosí) al Virreynato de Buenos Aires reclamando las tierras indígenas. Es el único método de lucha que tienen: caminar, caminar, caminar para no claudicar y ser borrados del mapa.

Parecen pocos, apenas dos mil, pero suficientes como para multiplicar en millones la razón de su movimiento. Son pocos, pero tienen la verdad de su lado. Volvieron, desde la década del 90, con la misma consigna: tierra y territorio, país plurinacional e igualdad entre bolivianos. Parece que no hubiera cambiado la realidad en 20 años. En las próximas horas entrarán a la ciudad de La Paz, entonces, veremos si la Sede de Gobierno tampoco ha cambiado.

La Paz, 18 octubre 2011-A.G.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Historia de la mujer acusada de secuestrar al canciller Choquehuanca


 
María Galindo

El día que partió a la marcha hace casi dos meses, ella dejó todo muy bien ordenado, recogió el tacu, las hamacas, los mosquiteros y guardó todo no en el ropero porque no hay, ni se necesita uno, sino simplemente dentro, en una esquina del pahuichi.

Envolvió lo que llevaría en un trapo; apenas unas poleras, algo de ropa para las dos niñas que van con ella. Lo hizo todo con mucha calma y sin medir el esfuerzo, sin medir el tiempo, sin medir el riesgo. Se preparó para la marcha bañándose y bañando a las niñas, llevó poca ropa, poca comida y poco de todo porque la única medida que conoce es lo poco, lo necesario de todo.

Salió de su casa sin chapa, sin teléfono, sin refrigerador, sin televisión, sin ventanas de vidrio, y dejó la puerta trancada con uno de los palos que suele estar perezoso apoyado en el no muro esperando su turno para ser útil, el otro palo se lo llevó de compañero a la marcha.

Sé tan poco de ella que no alcanzo a comprenderla; por eso, su retrato es borroso, apenas unas líneas inseguras, pero es tanto lo que me dice esa mujer sin haber hablado jamás conmigo que no puedo dejar de intentar entenderla, interpretarla aunque sea sospechar de quién se trata.

Imagino que tiene desarrollados todos sus sentidos a la más fina plenitud, que escucha desde lejos a los pájaros, que su mirada es de águila, que puede ver en la oscuridad, que puede oler la lluvia, los animales, las flores, las frutas y los tiempos de la vida con certeza y desde lejos. Por eso sabe que la carretera destruirá todo su mundo y también el nuestro.

Ella es una mujer insignificante consciente de lo insignificantes que somos los seres humanos en medio de la naturaleza, se sabe pequeña y sabe que todos somos poca cosa frente a los árboles, que somos nada frente al cielo, que los ríos tienen gran potencia y que hay que respetar las hojas, los gusanos, las serpientes y los pájaros. Por eso es también una mujer respetuosa.

Por eso mismo resulta muy difícil para un ministro negociar con ella, porque no te mira con reverencia sino con humildad. No entiende cualquier lenguaje; hay que hablar poco, clarito y sin rodeos. Por eso tiene la fuerza de tomar a un canciller del brazo y obligarlo a caminar lado a lado como iguales.

Su piel es morena pero se me hace una mujer de piel verde amazónico con la textura de las hojas de los árboles, verde amazónico encendido de vida, un verde que no existe en ciudad alguna. El verde más vivo y más sensual que hay en la tierra.

Es una mujer acompañada, no va sola por el mundo, está siempre rodeada de niñas y de niños. Rodeada de los otros y las otras, por eso es una mujer grupo adherida su suerte a la suerte de todos y de todas sin desprenderse de los ríos, de las plantas y de los animales.

La mujer que marcha en defensa del TIPNIS no emite discursos. Es una mujer que no tendría ninguna otra actividad más importante que defender la selva; es una mujer que no tiene ninguna otra vida que no sea la de la selva misma y que no separa su destino del destino de todo lo que la rodea.

Sabe pescar, sabe hacer fuego, sabe cosechar frutos silvestres, conoce las plantas, las hojas a las que les ha dado nombre sin consultar diccionario ni enciclopedia alguna.

Sonríe con facilidad, se alegra con pequeñas cosas y sueña con que el mundo y la naturaleza sean infinitas y la entierren y le den nueva vida para que se reencarne en una abeja, en un colibrí, en un loro, en un mono para ser mujer, fruta, animal y lluvia.

Ésa es la mujer que fue acusada de secuestrar al canciller cuando sólo demandaba agua para bañar a sus wawas.

Esa mujer fue arrastrada, atada y silenciada.

Esa mujer fue cargada como animal muerto en una camioneta mientras le arrebataron sus hijas de los brazos.

El llanto profundo de ella y de sus wawas va a quedar atrapado en la selva como señal de traición, de humillación, de dolor y de mentira. Los gases lacrimógenos ahogaron a sus niños que jamás habían visto a un policía y que presos del espanto huyeron en medio de la oscuridad al río, a refugiarse en los árboles y en la naturaleza que les acoge.

Ésa es la mujer y la comunidad que fue humillada en nombre no de una carretera, sino de un contrato y de un crédito millonario, fraudulento y corrupto que no beneficia a los pueblos indígenas, sino a los burócratas del Gobierno.

¡Evo, dijiste que todo cambiaría, mentira, mentira la misma porquería!

María Galindo es miembro de Mujeres Creando.

Reflexiones acerca del proceso de la carretera del TIPNIS

Isabel Rauber

El Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), un parque reserva natural de la amazonía boliviana ascendió recientemente al primer plano de la palestra política en Bolivia, a raíz del rechazo de al menos una parte de sus pobladores, a la decisión estatal-gubernamental de avanzar con la construcción de una carretera que para articular Villa Tunari con San Ignacio de Moxos lo atravesaría.
No se trata de un tema nuevo ni de una situación urgente. Intenciones y propuestas para unir mediante infraestructura vial ambos territorios hubo muchas, y también litigios acerca de su pertenencia. Como recuerda Antonio Peredo [ALAI AMLATINA, 21/09/2011], sobre la “propiedad” de estos territorios hay un diferendo de larga data entre Cochabamba y Beni, disconformidad que ahora –en alguna medida late también en algunas aristas del problema presente. La situación actual emerge cuando la carretera Tunari-Moxos, está a las puertas del TIPNIS y no se han logrado acuerdos. Esto estimuló las manifestaciones de protesta y rechazo al proyecto, por el respeto a los pobladores y su hábitat, por la defensa del medio ambiente, por críticas a criterios acerca del desarrollo, etcétera. Al parecer las conversaciones entre “las partes” (población local y gobierno) se agotaron, y –enredado en una maleza de múltiples factores, matrices y matices , estalló el conflicto social-cultural y la crisis política que lo acompaña. ¿Por qué y cómo se llega a este punto?
Teniendo en cuenta el proceso de revolución democrática intercultural iniciado en Bolivia, la trayectoria, experiencia y el arraigo indígena-popular de los dirigentes políticos del gobierno y el Estado, así como también las enseñanzas frescas del llamado gasolinazo, se supondría que el proyecto de construcción de “la carretera del TIPNIS”, la decisión de llevarlo a cabo, contaría –cuando menos con la conformidad de la población abarcada directamente por las transformaciones que ello implica. Cabría suponer, además, que las comunidades que allí habitan fueron convocadas para pensar el proyecto, para definir sus puntos centrales –como, por ejemplo, el recorrido de los tramos que atraviesan el parque , y tomar las decisiones colectivamente, es decir, desde abajo. Sin embargo, los hechos acaecidos evidencian que no ha sido así o al menos, no integralmente , que predominaron las decisiones tomadas desde arriba, con las consiguientes ramificaciones y los significados sociales y políticos que ellas implican.
Inmediatamente salta una pregunta: ¿Por qué no decidir qué hacer y cómo, contando desde los primeros pasos con la participación de todos los actores involucrados?
Y ante los últimos acontecimientos, surgen otras: ¿Por qué los órganos decisores del gobierno y el Estado no detuvieron el proceso de construcción de la carretera ante las primeras –y las subsiguientes- manifestaciones de incomprensión, incomodidad o disconformidad de los movimientos indígenas y sociales del TIPNIS? ¿Por qué apelar a la represión antes que a la búsqueda de una razón colectiva compartida?
¿Subestimación?, ¿sordera política?, ¿convicción de tener la razón por parte de quienes gobiernan?, ¿concepción del desarrollo?, ¿verticalismo?, ¿lógicas viejas?, ¿“paradoja señorial”?, ¿orgullos heridos?, ¿“encierro espiritual de los gobernantes”?, ¿influencia del poder hegemónico?... Se podrían tal vez sumar muchas otras interrogantes, pero no habrá respuesta alguna que –aisladamente despeje la espesura del proceso abierto.
La determinación estatal-gubernamental a construir la carretera atravesando el TIPNIS y los acontecimientos, las explicaciones, interpretaciones y las conductas de los diversos actores sociales, políticos gubernamentales y no gubernamentales , desnudan no solo la complejidad de la medida, sino la complejidad del proceso de cambio que vive Bolivia, y en ella, las alternativas indo-afro-latinoamericanas. Señalar el carácter complejo del proceso no significa considerarlo “complicado”. La complejidad indica que –en este caso, como en todo lo social-, convergen un conjunto de factores políticos, económicos, culturales, ideológicos, identitarios y cosmovisivos, yuxtapuestos e imbricados transversalmente. Estos factores actúan simultáneamente en direcciones diversas y con intereses disímiles y, de conjunto, van delineando el curso y la intensidad del proceso. Expresándose en las conductas de los participantes, atravesándolas con sus contradicciones, se van configurando tendencias conductuales reiterativas, persistentes. Cuando se fortalecerse y predomina una de ellas, esta define y sintetiza la situación inicial con un contenido y alcances generalmente diferente al originario, situación que ninguno de los participantes –aisladamente- habría imaginado ni dado por supuesto al inicio o en el curso mismo del conflicto. Así ha ocurrido también con el conflicto creado y desarrollado en torno a la construcción de “la carretera del TIPNIS”.
Este acontecimiento sintetiza y expresa la reiteración de concepciones y posicionamientos en disputa acerca de quiénes son los hacedores es decir, los creadores y decisores , de las políticas orientadas al cambio social, y cómo y desde dónde promover su realización.
El proceso de resistencia y lucha de los habitantes del TIPNIS, así como las acciones gubernamentales en torno a ello, contiene elementos enriquecedores del pensamiento emancipador y emancipatorio si somos capaces de recuperarlos críticamente y crecer en conciencia colectiva. Es parte del proceso –también contradictorio , de sedimentación cultural. Su análisis crítico resulta de alto interés político, pedagógico, social y cultural para pensar o repensar a partir de las prácticas concretas , los derroteros diversos, los obstáculos, las contradicciones y la vitalidad de la construcción de poder y hegemonía indígena-popular revolucionaria emancipadora desde abajo. Sacar las lecciones y aprender de esta experiencia es vital, no solo para el proceso Boliviano sino para los pueblos de Indo-afro-latinoamérica.
Las reflexiones que ahora comparto se inspiran en este empeño, en el entendido de que acontecimientos como el ahora se trata son parte del caminar contradictorio de los pueblos que buscan de horizontes y vías para construir lo nuevo, en la misma medida que lo van diseñando e implementando. No hay manuales ni recetas que garanticen revoluciones. Los actores socio-políticos concretos, con sus historias, saberes, sus culturas e identidades, con sus subjetividades, sus virtudes y carencias van haciendo caminos al andar. En sus prácticas concretas, con sus aciertos y errores, sus marchas y contramarchas, van delineando el proceso socio-transformador, marcando el ritmo, imponiéndole su sello identitario.
Sin pretender agotar la complejidad que caracteriza las raíces, el desenvolvimiento y múltiples derivaciones o ramificaciones del conflicto de “la carretera del TIPNIS”, me referiré a los factores o fenómenos contradictorios o en pugna mutuamente imbricados, encadenados, eslabonados e interdefinidos, que considero más relevantes en este momento: Concepciones acerca del desarrollo, el crecimiento económico, el Vivir Bien y el cuidado de la naturaleza; el lugar y papel del Estado; la articulación socio-territorial, lo nacional-plurinacional y las autonomías; los sujetos protagonistas del proceso socio-transformador; lógicas de arriba y de abajo; el peso de las culturas políticas; la descolonización; el gobierno su relación con los movimientos indígenas, sindicales y sociales y viceversa; el desfase identitario; la interculturalidad, las subjetividades cambiantes y la necesidad de una intersubjetivación permanente; el lugar de la política y lo político. A continuación centraré el análisis en algunos ellos.
El desarrollo y el proyecto de la carretera, los pobladores, la ecología…
Desde sus primeros pasos el gobierno indígena-popular promueve cambios sociales y busca constantemente alternativas para superar –sobre nuevas bases la pobreza, la discriminación secular, la fragmentación interior, la cultura colonial, las exclusiones. “El patrón de desarrollo se define como una estructura fundamental que va más allá de la acumulación económica y está relacionada esencialmente con la libertad cultural para decidir, el respeto a la diversidad, al diferencia, la heterogeneidad social y con la forma en que se organiza la vida, las sociedad y el Estado.” [Pnd, 2006: 16]
En razón de ello, el gobierno y el Estado se han ocupado también de articular sus propuestas y acciones socioeconómicas con las actuales vías regionales y continentales que buscan el desarrollo. Esto configura, desde la base, una plataforma de contradicciones originadas en la disparidad de visiones, nociones e intereses propios de los distintos Estados participantes de los procesos de integración regional o continental, y se expresa particularmente en lo referente a la definición de las alternativas posibles y las propuestas programáticas concretas para el desarrollo, diferentes y contradictorios posicionamientos que de alguna manera –si de articulación se trata , hay que poner en sintonía común. En este ámbito también hay que tener en cuenta y evaluar paso a paso la correlación de fuerzas, de conciencia, de hegemonía político-cultural, etcétera. El debate del desarrollo y las propuestas han de tener presente también en cada momento esta intercondicionalidad, las interdefiniciones concretas que van imponiendo los tiempos y los ritmos de la conciencia histórica colectiva nacional, regional, continental y mundial.
La superación de la racionalidad depredadora y consumista implantada por el capital, por un sistema que tenga a la vida en el centro de su racionalidad productivo-reproductiva, implica un cambio civilizatorio, es decir, un cambio en el modo socio-cultural de vida de la humanidad toda. Un solo país no podrá romper con el sistema mundo.
La desconexión del sistema mundial regido por el capital es posible, pero hay que tener con quien conectarse, con quien ir creando y construyendo ese otro mundo anhelado. No se logra mágicamente; no basta con los deseos y las voluntades individuales, grupales, o de un pueblo, de un país. Losavances en el ámbito de un solo país constituyen fragmentos de lo nuevo que nace y que necesita –como el oxígeno articularse, converger con transformaciones de otros países empeñados en la misma direccionalidad. Las alternativas irán emergiendo en ese caminar, atravesando laberintos incógnitos, construyendo-conformando arítmicamente un nuevo “orden” (metabólico social) mundial, un nuevo sistema mundo basado en el cuidado de la reproducción de la vida en todas sus dimensiones y expresiones, alumbrando una nueva civilización. Sus elementos y principios se van perfilando y definiendo en los procesos locales desde el presente, por eso es tan importante no subestimarlos, ni desperdiciar las oportunidades de crear y experimentar lo nuevo...
Esto late en la búsqueda de nuevos paradigmas, horizontes y caminos para el desarrollo en aras delVivir Bien, cuyas lógicas descolonizadas y descolonizadoras hacen a la concreción de los derechos universales de defensa de la vida humano-natural y sus principios de equidad, complementariedad, interculturalidad, plurinacionalidad, equilibrio, solidaridad. “En ese sentido, el Vivir Bien corresponde a un patrón de desarrollo y de democratización integral, plurinacional y diversificado, donde el desarrollo y la democracia tiene la misma importancia. No existe desarrollo sin democracia, sin extender la participación social en la actividad y las decisiones políticas, económicas y culturales.” [Pnd, 2006: 16]
Está claro que apostar por una concepción diferente acerca del desarrollo y progreso es vital. Como señalo en el libro Revoluciones desde abajo: “El modelo de desarrollo basado en el molde consumista-destructivo del capital, resulta claramente incompatible con la sobrevivencia de la humanidad. El capitalismo globalizado, expresión máxima de esta civilización oxidental [Boff], hace aguas. No puede mantenerse; hacerlo equivaldría a extender y profundizar la producción destructiva de la sociedad y la naturaleza. Hoy, cuando la crisis de los capitales expone sus deficiencias a las conciencias de la humanidad, sería un contrasentido continuar sosteniendo que tal especulación, saqueo y guerrerismo que abonan la escandalosa riqueza y abundancia de quienes constituyen el corazón del capital global y sus entornos cercanos , es condición o premisa para el cambio y el progreso sociales. Sin embargo, la constatación de esta realidad no implica su superación. El desafío consiste, en este sentido, en buscar nuevas alternativas de desarrollo basadas en una nueva concepción del mundo, es decir, de la relación humanidad-naturaleza. En base a ella será posible construir y apostar a una concepción de desarrollo ajena al esquema impuesto por el poder (que pretende, por ejemplo, que para “llegar al desarrollo” es inevitable “alcanzar” a los países desarrollados del Norte, por derecha o por izquierda).
“El socialismo del siglo XX dio por sentado que el tránsito al socialismo implicaba recorrer el camino al desarrollo truncado o deformado por el capitalismo. Con el afianzamiento de la revolución socialista de octubre, las nuevas revoluciones se propusieron –contando con el apoyo de la URSS y demás países socialistas “desarrollados” , acortar el tiempo de construcción de las bases para dar el salto hacia el socialismo. Esto implicó por izquierda , la asimilación y extensión del modelo eurocéntrico de desarrollo, al socialismo y la transición. Los resultados adversos están a la vista. Sin embargo, las concepciones culturales están, en gran medida, vigentes.
“(…) las posiciones revolucionarias en el siglo XX, en su mayoría, priorizaron la cuestión económica por sobre las sociales, culturales, etc., y centraron en ella el programa de transformaciones, relegando a un segundo o tercer plano la cuestión medular de toda revolución: ser un camino de liberación construido por sus protagonistas y a través de ellos , de la sociedad toda.” [Rauber, 2011: 92-93]
Pero los caminos revolucionarios no los emprenden los pueblos para “superar la dominación y salir del subdesarrollo”, sino para liberarse y poder llevar una vida en plenitud [Suma Kawsay, Vivir Bien, Ñande Reko] y es en el proceso de su liberación, simultáneamente, que pueden ir saliendo del subdesarrollo y la dominación (superándolos), y no al revés.
La experiencia socio-transformadora de los pueblos de Bolivia, desde la constitución misma de los sujetos del cambio, emerge distanciándose del economicismo burocrático socialista del siglo XX, de las concepciones desarrollistas de izquierda o derecha, y cuestiona tales paradigmas. El proceso revolucionario boliviano ha hecho del Vivir Bien su fundamento y brújula, a partir del cual se van definiendo sus principios, sus sentidos, sus contenidos y los sujetos del cambio social. Lo que enseña la experiencia es que, además de tener claras las ideas y su formulación, hay que transitar el proceso complejo y contradictorio de su construcción concreta en la arenas movedizas de la vida real, donde los diversos actores se encuentran y desencuentran permanentemente, haciendo necesario el debate y la construcción de las convergencias a cada paso, reconociendo la existencia natural de contradicciones entre sus cosmovisiones, identidades, aspiraciones o necesidades sectoriales, regionales, comunitarias o económicas, políticas, religiosas, etcétera.
Está visto que no por querer hacer el bien se hacen las cosas bien. No porque los deseos o propuestas favorezcan al colectivo ya es colectivo el procedimiento… No basta con las buenas intenciones, no basta tampoco con “tener la razón”. En política revolucionaria, la razón es (o tiene que ser) colectiva o de mayorías, y esto hay que construirlo. Generalmente surgen propuestas individuales, de grupos o de algunos actores sociales, pero –en los procesos socio-transformadores desde abajo , esa razón “parcial” tendrá que someterse a su colectivización-modificación apropiación por las mayorías, o no se consolidará socialmente como tal razón.
Lo ocurrido con le propuesta y la protesta alrededor de la construcción de la carretera que atravesaría el TIPNIS es un claro ejemplo de ello: de las intenciones y la voluntad de unos y otros, y de lo contradictorio del proceso y sus caminos de transición en los que afloran cada cierto tiempo, en conflictos como este, nuestras incapacidades y capacidades políticas histórico culturales. Esto enseña, una vez más que la transformación social es un proceso de aprendizaje colectivo, en el que está presente la metodología de la prueba y el error.
Ciertamente no hay fórmulas infalibles esperando en alguna biblioteca para “ser aplicadas”, pero sí se puede ir rompiendo el círculo maldito de supervivencia de la hegemonía del poder del capital que disocia permanentemente el sistema productivo y el reproductivo, los decisores y los ejecutores, el Estado y la sociedad, la sociedad y la naturaleza, el gobierno y el pueblo, que extravía el pueblo en sectores, los sectores en capas, las capas en fragmentos, los fragmentos en átomos y así hasta llegar a la disgregación del individuo y su imagen en el espejo, a la esquizofrenia total.
¿Manifestaciones de lo expresado? Por ejemplo, los enfrentamientos que se desataron en la discusión práctica por “la carretera del TIPNIS”, entre gobierno y pueblos indígenas que viven en realidades propias de las “tierras bajas”, cuyas nacionalidades e identidades no están directamente expresadas ni contenidas en los movimientos indígenas, campesinos sindicales y sociales que vienen motorizando el proceso de cambios. La persistencia en las posiciones desencontradas, hizo que –en vez de avanzar en acuerdos y la reformulación de propuestas para la construcción de la carretera , se abrieran puertas al renacimiento del país –subyacente dividido en regiones. Con ello salta a la palestra política la diferencia entre la proclamación del “Estado plurinacional” y la realidad de la construcción y existencia de dicho Estado.
Con esta crisis reaparece la contradictoria relación entre el Estado “nacional” y las autonomíasregionales, departamentales y comunitarias, entre la “razón de Estado” y el derecho a decidir de cada región, de cada población, de cada comunidad…
La definición del Estado como actor director del proceso.
Consultando el Plan Nacional de Desarrollo (2006-2010), puede observarse que en sus definiciones de partida, el Ejecutivo prioriza la reconstrucción del Estado, recuperándolo como un actor clave para la generación de las políticas encaminadas a cumplir con los objetivos formulados.
Esta definición marca un posicionamiento político del Estado y el gobierno en relación con las políticas públicas, la sociedad y la ciudadanía que configura un ámbito de alerta: al establecer que el Estado tiene el “papel director de la actividad económica” [PND, 2006: 22] se abren las puertas para ser atrapado por la vieja cultura política que traduce esto como que: el “Estado decide”.
Pero en la perspectiva política socio-transformadora revolucionaria de los gobiernos enraizados en lo indígena popular, como el actual gobierno de Bolivia, la centralidad del papel del Estado resulta anclada a la posibilidad de construir –colectivamente, con el impulso del Estado y el gobierno- una nueva modalidad de articulación (intercultural, dialógica y descolonizada) entre Estado-sociedad-ciudadanía-naturaleza, es decir, un nuevo tipo de Estado. [PND, 2006: 22] Un Estado basado en el impulso creciente de la participación protagónica de los movimientos indígenas y sociales en la formulación, realización, seguimiento y control de las políticas públicas y sociales, estimulando el fortalecimiento de su empoderamiento colectivo, así como –simultáneamente la transformación desde abajo del aparato estatal, del sentido de su quehacer social y de los sujetos que lo protagonizan. [PND, 2006: 16-18]
¿En cuál perspectiva se inscribe lo que ha ocurrido con la definición y el tratamiento del proyecto de “la carretera del TIPNIS”? No hay una respuesta unívoca a esta interrogante, pero la tendencia de los acontecimientos evidencia que el paso primero, sencillo y elemental fue ignorado: preguntar.
La pregunta supone el reconocimiento del otro o de los otros como sujetos, como interlocutores válidos, y despeja el camino de desencuentros posteriores. La hermenéutica política presente en los procesos de construcción de poder desde abajo comienza con la pregunta a los actores y sectores partícipes del problema, o a los conocedores de un tema a tratar, o a los pobladores de una región a transformar o que se encuentra, por ejemplo, en situación de emergencia por catástrofe natural. Consiguientemente, preguntar supone tener la paciencia para escuchar las respuestas y reflexiones, para –sobre esa base promover los diálogos encaminados a la construcción de saberes, conclusiones o propuestas colectivas.
Pero, si es tan sencillo, ¿por qué no ocurre? Intervienen disímiles factores. De ellos resaltaré lo que nuevamente –después de la medida de la suba del precio de los hidrocarburos, en diciembre de 2010 , se evidencia como elemento político cultural reiterativo en esto: la creencia de que el Estado se constituye en actor central porque “decide” y lo hace con propuestas (seriamente) fundamentadas, con indiscutibles argumentos técnicos (económicos y de ingeniería).
La presencia y labor de los técnicos en sí misma no puede catalogarse como favorable ni desfavorable; lo que define el proceso es cómo y quiénes construyen y definen el proyecto: si se trabaja a partir de datos, estadísticas y análisis de expertos académicos o se parte de la pregunta a los habitantes del lugar, escuchando lo que ellos tienen que decir, que aportar, decidiendo conjuntamente: los técnicos, la población participante, y los funcionarios del Estado. Evidentemente los distintos posicionamientos en esto, responden a diversas razones políticas, culturales y epistemológicas que los atraviesan.
¿Dónde está el saber y quienes lo detentan? ¿Por qué pensar que los técnicos y funcionarios saben, y que los movimientos indígenas, la población que habita el lugar, carece de capacidad para entender de qué se trata? Está demostrado en este como en todos los casos , que es al revés.
Como señalaba en enero de este año reflexionando acerca de la ocurrencia del gasolinazo: “Si se hubiese discutido el problema del precio de la gasolina y petróleo, etc., con las organizaciones sociales, si se hubiese consensuado una medida y los pasos para su implementación, nada de lo ocurrido hubiese pasado. No sé cual habría sido la propuesta, pero los resultados habrían sido diferentes: nadie sale a protestar contra lo que acordó.”
Y nuevamente ocurrió…
La persistencia en decidir desde arriba y la preeminencia de lógicas superestructurales acerca del cambio social.
La complejidad del problema de “la carretera del TIPNIS” tiene raíces e implicaciones político-culturales de mayor alcance que las que produjeron la medida estatal-gubernamental que desencadenó elgasolinazo. Pero aunque no son situaciones ni comportamientos idénticos, este hecho marca una profundización de la tendencia superestructuralista que se manifestó claramente en aquellos hechos. Es la reiteración de decisiones tomadas con preeminencia de lo superestructural lo que indica el predominio político-cultural de la vieja pero aun muy presente concepción de la revolución social desde arriba.
Esta claro, pese a sus diferencias, que ninguno de los dos acontecimientos respondió a cuestiones técnicas, sino políticas y, en este sentido, ambos hechos indican lo mismo: la participación de las población, de los movimientos indígenas y sociales, es determinante desde el primer paso y durante todas las etapas y dimensiones de los procesos de construcción de proyectos colectivos, para la toma de decisiones de políticas públicas o sociales, para definir e impulsar reformas socioeconómicas... Las decisiones tomadas “a puertas cerradas”, independientemente de lo excelente que puedan ser sus fundamentos y propósitos, inspiran siempre desconfianzas y generan rechazos porque “aparecen” enlatadas y porque en vez de aportar a la construcción del sujeto colectivo, reeditan el viejo estilo vanguardista elitista colonizado y colonizador.
Construir el nuevo tipo de Estado plurinacional intercultural y descolonizado implica ir abriendo cada vez más espacios a la participación de los de abajo en la definición de los rumbos y tareas del quehacer estatal, educando y propiciando a cada paso que los diversos sectores y actores que dan cuerpo al pueblo vayan participando cada vez más en las decisiones y definiciones de las políticas públicas y socioeconómicas.[Pnd, 2006:12-16] Esto hace del Estado y sus instituciones una importante herramienta de los pueblos para diseñar, decidir e impulsar los cambios creados y gestados con su participación consciente. La centralidad no está entonces en el Estado sino, una vez más, en los sujetos, en su creatividad, en su participación cada vez más consciente y comprometida.
La organización y la labor políticas resurgen como elementos vitales.
En la raíz de la conformación articulación del nuevo tipo de Estado, late la articulación política entre los diversos actores sociales del campo indo-popular, de sus problemáticas, sus identidades, sus cosmovisiones, sus aspiraciones. No es lo económico lo que tracciona el proceso, no es economicista la transformación; su corazón y su cabeza lo constituyen los hombres y las mujeres de la diversidad del campo indo-popular. Pero hay que superar la fragmentación histórica y presente, y ello no se logrará automática ni espontáneamente.
Es indispensable la acción de una organización política de nuevo tipo, conciente de estos desafíos, y capaz de trabajar en pos de resolverlos a favor de lo colectivo-social. Una organización que centre su quehacer en la articulación de lo diverso, que esté abierta a la pluralidad de actores con sus reivindicaciones y aspiraciones, que promueva la construcción de puentes y nudos de encuentro y convergencia entre ellos, fomentando interrelaciones en horizontalidad y equidad (sin jerarquías discriminatorias), para ir construyendo entre todos y todas, desde abajo, el actor político colectivo.
Esta organización política no puede equipararse con los tradicionales partidos políticos. Estos resultan ineficientes a los fines mencionados porque son incapaces de aportar y apostar a la construcción de un actor colectivo; giran en torno a sí mismos y despliegan sus actividades para situarse en el centro de la escena política y mediática para ganar las elecciones.
En Bolivia, las fuerzas político-sociales que gobiernan han constituido previamente el MAS, Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos, pero, ¿está abocado el MAS a construir desde abajo y con los de abajo las articulaciones sociales, culturales, políticas, orientadas a la conformación de una conducción colectiva, capaz de pensar, debatir, definir y respaldar en sus prácticas el proceso-proyecto socio-transformador? La propuesta y la protesta del TIPNIS indican que no es así o, al menos, no todo lo que hace falta.
Sin la mediación de la labor política articuladora y rearticuladora de lo colectivo social (totalidad), activadora también del entrelazamiento de la labor gubernamental con los movimientos indígenas, sindicales, sociales populares y viceversa, la separación histórica entre gobierno y sociedad crece, y las fuerzas gubernamentales y su organización política otrora catalizadoras y expresión de la totalidad indo-popular , se transformarán –en corto plazo en un sector y actor más entre todos los sectores y actores existentes. Con la sectorialización del gobierno se sectorializa lo social y lo político se corporativiza.
En tales condiciones, la disputa inter-hegemónica en el campo indígena-popular, lejos de decrecer se agudiza. Germinan entonces las condiciones para el florecimiento de las luchas de todos contra todos, objetivo central del poder del capital para reinstalar su hegemonía ahora debilitada, pero no desarticulada ni dormida.
La “intersubjetivación” es constante.
Hay que estar atentos permanentemente a la composición, descomposición y recomposición del hegemonía indo-popular del proceso de cambios, es decir, a la construcción y reconstrucción constante del campo indígena-popular como totalidad. Los actores-sujetos impulsores del proceso no se restringirán in eternum al “grupo inicial”, ni tampoco el partido de gobierno continuará siendo en todos los tiempos –necesariamente , la síntesis y expresión totalizadora del conjunto de movimientos indígenas y sociales y de todos los otros actores del campo popular.
Los intereses sectoriales-corporativos se modifican, se constituyen, reconstituyen y reconstituyen acorde con las diferentes situaciones y condiciones; su superación e integración en articulaciones colectivizadoras necesita ser creada y recreada en cada momento, acorde con las tareas, contradicciones o conflictos propios de cada momento, y con las capacidades y posibilidades de los actores sociopolíticos y sus realidades. Para ello, es vital desterrar las viejas miradas y lecturas lineales y deterministas de los procesos sociales.
La instalación de un gobierno indígena-popular produjo un gigantesco y acelerado cambio de la realidad social boliviana. Esto favoreció la emergencia, configuración o maduración de actores sociales nuevos o antes invisibilizados, incluyendo a quienes ahora están en el gobierno y se enfrentan, por ejemplo, la problemática de gobernar. Esto va modificando el mapa sociopolítico de los actores-sujetos del campo indo-popular, abarcando reivindicaciones y problemáticas hasta hace poco adormecidas, secundarizadas o desconocidas. Surgen también nuevas contradicciones y tensiones al proceso, que pueden desencadenar acontecimientos político-sociales inesperados, en el propio campo indo-popular. ¿Por qué ocurre esto?
Porque las formas, modalidades y personificaciones organizadas del campo indo-popular que pudieron constituir una identificación totalizadora aglutinante de los grandes actores sociopolíticos de las luchas sociales y políticas protagonizadas hasta el momento constitutivo del actual gobierno, hoy resultan insuficientes. Y esto no se debe a “errores” ni a cuestiones “negativas”, sino a la dinámica “natural” de los procesos sociales. Como advirtiera Zavaleta, son las dinámicas sociales concretas las que hacen que: “…incluso lo que se ha hecho general, tarde o temprano tiende a convertirse en el símbolo conservador de lo particular. La intersubjetivación debe, por tanto, reproducirse de un modo constante.” [Zavaleta Mercado, 1986:27]
Atender a ello es parte de las tareas políticas vitales del proceso socio-transformador, conscientes de que el proceso de la revolución democrático-cultural es una suerte de pulseada social política y cultural colectiva permanente, en pugna por afianzar la hegemonía indígena-popular en la misma medida que la configurando y construyendo. No hay garantías ni caminos pre-establecidos, es una lucha y creación constantes de los pueblos en busca de su liberación plena, desde abajo.
La manipulación política de los hechos, por parte de los oportunistas y de los adversarios ideológicos del gobierno y del proyecto socio-transformador.
La construcción de “la carretera del TIPNIS” como toda propuesta o proyecto impulsado o emanado desde el gobierno, discute su legitimidad además de con los “los suyos” y entre los suyos , con los actores –abiertos o encubiertos del poder desplazado del capital y sus personeros locales e internacionales. Es decir, se mueve en el terreno de lo político, que es –naturalmente- el de los conflictos. No cabe entonces extrañarse ante la manipulación que hacen los poderosos de adentro y afuera alrededor de “la carretera del TIPNIS”, ni ante sus mentiras, ni ante la exageración mediática, el engaño y la tergiversación de las informaciones que difunden… eso es parte de la disputa política de fuerzas en pugna. No puede esperarse que los adversarios se queden cruzados de brazos observando como se les arrebatan sus fuentes de poder: como se pone fin al analfabetismo, a la fragmentación y discriminación social, étnica, territorial, al acceso y la disponibilidad elitista de los recursos naturales.
Está en diputa el poder, que no es un edificio, ni se reduce al aparato estatal-gubernamental, ni a lo económico, es una conjunción de relaciones sociales (económicas, políticas, ideológicas, culturales) articuladas en función del predominio de una de ellas, que se halla en movimiento y jaque permanente de fuerzas que pugnan por conquistar construir la mayoría, es decir, por lograr la supremacía e imponer su voluntad (por decretos o por consenso, la imposición se produce en relación a los adversarios). No puede pretenderse que el Capital (y sus personeros de adentro y de afuera), permanezca impasible observando los cambios sociales que significan para él, la pérdida o disminución de su poder, de su dominación hegemónica. El caso de “la carretera del TIPNIS” –como pudiera ser cualquier otro-, ha sido a todas luces agigantado y manipulado por estos adversarios del proceso, para constituirlo en plataforma de desgaste y deslegitimación política del gobierno, en tribuna abierta contra del proyecto revolucionario liberador, utilizada como arma de deslegitimación política de los gobernantes. Es decir, ellos cumplen a pie juntillas con el más elemental de los manuales de la acción política.
¿Invalida esta “injerencia” política la justeza del reclamo de los pobladores del TIPNIS?
Por supuesto que no; ellos son las víctimas de este enredo político y de los errores de los procedimientos realizados desde las estructuras estatales y gubernamentales: desde la concepción y elaboración del proyecto hasta la represión de los manifestantes, pasando por las renuncias de los ministros/as, las disculpas del Presidente Evo Morales Ayma, y las sucesiones de hechos y lecturas que emergen y emergerán a partir de lo ocurrido.
Es vital que se reconozca a los habitantes del TIPNIS como pueblos y nacionalidades, y que aunado a ello se abran caminos de apoyo a su constitución y acción como actores con los que, consiguientemente, hay que contar, sobre todo, para transformaciones que hacen a sus comunidades, a sus formas de vida, a su identidad y cultura…
Álvaro García Linera en su reciente libro Onegeismo (2011), expone argumentos sobrados para comprender la importancia que la construcción de la carretera que atravesará el TIPNIS tiene para la concepción del gobierno y el Estado; estos ayudan también a identificar las posiciones de los oportunistas y de los representantes del viejo poder. Pero esto es insuficiente para que la propuesta sea viable, compartida y apoyada –tal cual por los habitantes de todos los territorios que atravesará dicha carretera.
En tal situación, conviene reiterar las reflexiones que como advertencia y recomendación política , expresara recientemente Antonio Peredo: “Es cierto que la vertebración del país es necesaria como la forma básica de unidad nacional. Pero no podemos hacerlo a costa de algunos pueblos que sufrieron la brutalidad de los patrones de antes y que ahora se sienten engañados. // ‘En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonía, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores. Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes y comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra diversidad como seres y culturas’.” [Alai amlatina, 21/09/2011]
La clave pedagógica vital radica en las prácticas.
No son los discursos, ni los programas, ni las metodologías, ni los “buenos” gobernantes, ni los propósitos, los que hacen viable los procesos revolucionarios o revolucionarios a los procesos. Son los sujetos, los hombres y las mujeres del pueblo que sueñan y anhelan un mundo mejor y crean las alternativas para ello en sus prácticas cotidianas, proyectándolas desde ahí hacia la dinámica social toda. No se avanza con medidas superestructurales por muy justas y razonables que estas sean. El protagonismo popular colectivo se forja a cada paso y en cada paso, incluso en la elaboración de las resoluciones o proyectos gubernamentales, estatales…
En esta dimensión se asoma el rostro positivo, educador, enriquecedor del conflicto en torno a “la carretera del TIPNIS”: contribuye al reconocimiento de los sujetos, sus metodologías –construidas en las prácticas por ellos , y sus identidades y propuestas. En tal sentido, lo acontecido puede fortalecer –recuperación crítica y autocrítica mediante , el proceso de construcción del Estado plurinacional, intercultural y descolonizado de Bolivia.
Y digo esto porque entiendo que esta crisis es parte de las tensiones del proceso de cambio, que abrió un tiempo social en el cual, siguiendo el pensamiento de Zavaleta, “las cosas (…) se presentan como son verdad” [1986: 21]. Con ella y en ella se abrieron las puertas a la visibilización de los países que habitan Bolivia. He aquí otra significación de lo ocurrido y de lo que está ocurriendo: el conflicto abre oportunidades para conocer lo que en momentos “normales” (de predominio de la engañosa homogeneidad capitalista) de la vida social permanece sumergido, oculto al conocimiento, al pensamiento y a la acción política.
Esto subraya la importancia de estar permanentemente atentos y con las entendederas abiertas a la realidad, para aprender de la experiencia, del quehacer cotidiano de los actores sociales y políticos, gubernamentales y no gubernamentales concretos, porque como enfatizó Zavaleta, y retomo y reitero ahora: “conocerse es ya casi vencer.”
Que así sea.
Isabel Rauber. Pensadora latinoamericana. Estudiosa de los procesos de construcción de poder popular desde abajo en indo-afro-latinoamerica. Profesora universitaria. Pedagoga política. Doctora en Filosofía.
Textos citados
  • García Linera, Alvaro. 2011. Onegeismo. Vicepresidencia del Estado. Presidencia de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
  • Peredo, Antonio. 2011. “Bolivia: No destruir el TIPNIS”. ALAI (http://alainet.org)
  • Plan Nacional de Desarrollo. 2006. Ministerio de Planificación. La Paz
  • Rauber, Isabel. 2011. Revoluciones desde abajo. FBDM, La Paz.
  • Zavaleta Mercado, René. 1986. Lo nacional-popular en Bolivia. Siglo XXI Editores, México
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=136823&titular=reflexiones-acerca-del-proceso-de-la-carretera-del-tipnis-