Wilson García Mérida* – SOL DE PANDO
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Análisis de coyuntura del periodista Wilson
García Mérida sobre el dilema entre nacionalismo e indigenismo, la
confrontación de las ONGs con la partidocracia, la disputa interna en el
indigenismo y la soberbia gubernamental
Plataformaenergetica.org (Sol de Pando, 20/09/11).- El Gobierno que
administra el naciente Estado Plurinacional va abandonando las banderas
de la reivindicación indígena permitiendo el surgimiento de una nueva
oposición anti-evista que se apropia de esas banderas democráticas.
Una atinada observación del cientista político Fernando Mayorga
permite abordar una interpretación más o menos coherente de aquel enredo
político y social que supone el conflicto del Tipnis.
En el trasfondo de aquel dilema tecnicista de partir o no por la
mitad el corazón del Parque Nacional Isiboro Sécure para conectar
mediante una carretera los departamento de Cochabamba y Beni, subyace
una tensión ideológica, según Mayorga, entre dos tendencias que son
constitutivas al proceso: el nacionalismo revolucionario, en su vena
desarrollista, y el indigenismo que postula un paradigma de ruptura con
el tradicional desarrollismo.
Sin embargo, la transversalización ideológica del conflicto, creemos,
va más allá de aquella tensión nacionalista-indigenista, sin negar que
dicha tensión es medular en el proceso. Mas existen otras “médulas” que
motorizan la crisis, y todas tienen que ver con disputas de poder
político y económico en torno a la construcción de aquella carretera.
ONG’S VERSUS PARTIDOCRACIA
El dato más notable es la confrontación que se agudiza entre un grupo
de funcionarios y consultores de algunas ONG’s que formaron parte del
gobierno de Evo Morales en cargos jerárquicos tales como embajadores y
viceministros, como en el caso de Gustavo Guzmám, Pablo Solón y
Alejandro Almaraz, vinculados a la Fundación Solón y el Cejis, dos de
las ONG’s desplazadas del esquema gobernante por la ávida partidocracia
del MAS, que en su afán de cerrado dominio partidario logró apartar de
los privilegios gobernantes a varios funcionarios de aquellas ONG’s que
co-administraban el nuevo Estado.
Ninguno de estos ex funcionarios del gobierno masista alzó la voz
cuando ejercían jugosos cargos en este régimen. En mayo del 2010, cuando
los presidentes del Brasil y Bolivia, Evo y Lula, se reunieron en el
Chapare para dar inicio a las obras de la carretera Villa Tunari –
Trinidad —anunciando el financiamiento de la banca brasileña y la
ejecución a cargo de la empresa carioca OAS en todos sus tramos—
aquellos embajadores y viceministros guardaron cómplice silencio y sólo
hoy, cuando perdieron sus privilegios en el poder, alzan el grito al
cielo “revelando” documentos oficiales que hablan de irregularidades (al
parecer evidentes) en los aspectos contractuales de la polémica obra.
¿INDIGENISMO DE DERECHA?
La influencia especialmente de aquellas ONG’s desplazadas del
Gobierno (no otras, que mantienen líneas de honesto trabajo
institucional consecuentes con sus principios conservacionistas al
margen del aparato estatal, como Lidema, Puma, IBIS, Armonía, etcétera),
ha introducido un elemento de radicalismo típicamente pequeño burgués
en la marcha de los indígenas de tierras altas, imprimiendo un discurso
que toca esos linderos del “pachamamismo” criticado por observadores
como Pablo Stefanoni. El indigenismo auténtico no es “pachamamismo”.
Por su origen de una disputa política interna entre algunos
mandarines de ONG’s con frustrada vocación de “superestado”, y la
partidocracia indolente del MAS, la defensa de los derechos indígenas
está siendo capitalizada por sectores de la derecha más recalcitrante.
El “pachamamismo” a partir de la crisis del Tipnis es una bandera de
oposición en su más frívola expresión señorial.
LA SOBERBIA DE NO CONSULTAR
La marcha indígena en defensa del Tipnis está reconfigurando la
estructura de poder en el Estado Plurinacional, generando nuevas
polarizaciones de carácter incluso étnico, por ejemplo entre “cholos” e
“indios”, cuando un campesino masista estigmatiza como “salvajes” a los
pueblos ancestrales del bosque amazónico.
A esta ruptura contribuye la propia partidocracia masista. La
soberbia de los gobernantes que rodean a Evo Morales (algunos de ellos
incluso provenientes de la derecha banzerista) hizo que la obra
carretera que atravesará por el Tipnis se emprenda vulnerando el
precepto constitucional de la Consulta Previa, que es, sin duda, el
motivo determinante y directo para que los pueblos de aquellos
territorios indígenas hayan emprendido la marcha iniciada el 15 de
agosto, independientemente de las influencias de las ONG’s ex
oficialistas.
En tal sentido, la marcha tiene su propia legitimidad; aunque sus objetivos están sesgados.
RECURRENTE OLVIDO A LOS PUEBLOS NO CONTACTADOS
En sucesivas e insistentes ediciones de Sol de Pando hemos venido
llamando la atención de autoridades oficiales y de líderes sociales
sobre la urgencia de abordar, a partir de la propia Constitución
Plurinacional, el antiguo drama de los pueblos no contactados o en
aislamiento voluntario, aquellos a quienes el dirigente campesino
mestizo Roberto Coraite llama “salvajes”.
Estos pueblos han sido los grandes marginados de las políticas de
tierra y territorio en el actual Gobierno, y nada menos en la gestión
del ex viceministro del área Alejandro Almaraz, quien hace bandera
extemporánea de la defensa del Tipnis sin haber aclarado cómo es que en
su gestión se facilitó el “saneamiento” de unas concesiones en
territorio Pacahuara, en Pando, que se originaron durante la dictadura
de Banzer a costa del genocidio de los principales líderes de aquella
etnia. Dichas concesiones basadas en el despojo y etnicio perpetrado
contra los Pacahuara, se “legitima” con “certificados verdes” emitidos
por una intocable ONG norteamericana para masificar la exportación de
maderas preciosas a Estados Unidos por parte de un empresario maderero
con muy “solvente” influencia en ciertos niveles decisivos del Gobierno
actual.
Es incomprensible que los dirigentes y promotores de la actual marcha
en defensa del Tipnis hayan excluido de su plataforma de movilización
las demandas territoriales de los pueblos en aislamiento voluntario, y
en franca extinción, como es el caso concreto de los siempre
“ninguneados” Pacahuara.
* Wilson García Mérida es director de la publicación amazónica SOL DE
PANDO. El título original del artículo es “La marcha de la ruptura”.
** Este es un servicio de la Plataforma de Política Energética, un
espacio permanente, plural y abierto a todos, para compartir
información, generar conocimiento y promover el debate público sobre los
temas fundamentales del sector energético (www.plataformaenergetica.org)
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