Marco Octavio Ribera Arismendi
Septiembre 2011
Cuando uno ingresa en el terreno de análisis maniqueo, lo difícil es poder determinar objetivamente quien es malo y quien es el bueno, más aún cuando sabemos que el drama del TIPNIS y el proyecto caminero del gobierno del MAS, no es una película. Sin embargo podemos intentar una diferenciación considerando algunos criterios generales.
Por un lado están los que:
Desarrollan formas de producción que no devastan ni degradan la naturaleza…
defienden sus recursos, sus medios de vida, su cultura y sus sitios sagrados…
sabiéndose en inferioridad numérica y de fuerzas, no dudan en sacrificarse en defensa de su hogar y sus familias (…en el cine le dicen valentía)...
defienden a la Madre Tierra y sus principios…
recurren a formas pacíficas de resistencia, como marchar kilómetros y kilómetros bajo un sol abrasador…
buscan ampararse en las leyes y lo que manda la Constitución Política de un Estado de derecho…
Por otro lado están los que:
pisotean las leyes, reglamentos y la misma Constitución Política del Estado…
mienten, manipulan y tergiversan la verdad de acuerdo a sus intereses …
dicen o proclaman una cosa y hacen todo lo contrario…
no dudan en promover el enfrentamiento y la violencia entre hermanos…
abusan de su poder y superioridad (…en el cine le dicen…)
toleran formas de desarrollo que terminan beneficiando al narcotrafico…
promueven formas de desarrollo que degradan y destruyen la naturaleza…
criminalizan la protesta social justa…
ganan espacios electorales ofreciendo tierras en áreas protegidas y territorios indígenas…
Considerando estos elementos, no es difícil concluir quienes son unos y otros. Lastimosamente, a diferencia de lo que ocurre en el cine, en la vida real pocas veces ganan los otros.
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