lunes, 26 de septiembre de 2011

TIPNIS, rabia, pena y desilusión. Un recuento preliminar

Marco Octavio Ribera Arismendi
Biólogo y ecologista
25 de septiembre 2011

Un recuento preliminar nos muestra que la problemática socio ambiental del TIPNIS, generó una reacción inusitada, casi nunca antes vista en el país, por supuesto, sin llegar a alcanzar las características épicas de la guerra del agua en Cochabamba, logró opacar incluso a la resistencia que se generó a fines de los años 90 al megaproyecto de El Bala, impulsado por Chito Valle desde la Prefectura de La Paz.

Los medios de prensa jugaron sin duda un rol importante, aunque con muchos recaudos y en gran parte, solo transmitiendo informes sobre la situación, pero sin tomar posición alguna. Varios medios escritos, difundieron de forma mayoritaria las declaraciones de los funcionarios de gobierno y representantes del MAS, sin dar demasiada apertura a los bloques de resistencia al proyecto gubernamental. Incluso un periódico especializado con conocida trayectoria revolucionaria internacional, hizo un mutis total del tema, primando sin duda razones económicas,…claro, “alguien tenía que sacrificarse”…Por el contrario, los medios televisivos y alguna radio, tuvieron una mayor apertura y generaron varios reportajes esclarecedores y debates pluralistas, aspecto gratificante para la democracia.

Los que se llevaron la flor, fueron los medios no tradicionales de información, los diarios y páginas digitales, los blogs y las redes sociales, los cuales inundaron de información y posicionamientos de apoyo al TIPNIS. Se generaron varios frentes informáticos de resistencia, con amplia y fácil proyección internacional, aunque mayormente desvinculados en la práctica, aunados por la consigna de no a una carretera depredadora.

Algo que causó estupor, luego risa y finalmente rabia, fue la posición de algunos políticos en apoyo al TIPNIS, simplemente para atacar al gobierno y “mejorar” su imagen, ¿alguien puede creer que es real la solidaridad del Sr. Reyes Villa para con el Parque Nacional y los indígenas?, incluso queda en duda la posición de un ex mandatario de transición, que hace unos años inscribió a la red vial y a partir de una Ley, el cuestionado camino cruzando el TIPNIS.

Como es de amplio conocimiento, el gobierno a partir de sus máximos representantes y operadores directos en el conflicto, desconcertó a propios y extraños, con un recalcitrante empecinamiento sobre el tramo cuestionado, atrincherado en su discurso desarrollista. Usó un gran despliegue de subterfugios y artimañas para desacreditar el movimiento indígena y la marcha con múltiples y agresivas  acusaciones, además de un manejo arbitrario de la información, buscó dividir la organización social soliviantando a las familias que se quedaron en el territorio, etc. Utilizó el doble discurso hasta el final, por una parte invitando formalmente a los dirigentes indígenas a dialogar en el Palacio de gobierno y por otra, interviniendo con extrema violencia policial a la marcha indígena el día 25 de septiembre.

Sin duda, la peor imagen se llevó la Policía boliviana, como siempre al servicio de las posiciones dictatoriales de los gobernantes de turno. Resultó impactante la fotografía de un niño de corta edad con su galonera de agua vacía, mirando con asombro la muralla de insensibles policías ¿Qué pensaba ese pequeño boliviano indígena en ese momento? ¿Qué pensaron después durante la gasificación y represión? Al respecto, muchos todavía se preguntan, de qué mente enferma salió la orden a la policía de cortar el acceso al agua a los indígenas, y agredir la marcha con brutalidad, porque es difícil pensar que actuaron de propia iniciativa.

También fue de lamentar la actitud del grupo de colonos de Yucumo, que opuestamente a lo que sucedió en la marcha indígena de 1990, en esta oportunidad actuó como un grupo de esbirros cualquiera, bloqueando, hostigando y amenazando a los indígenas…. codo a codo con los policías.  

Muy llamativo fue el accionar tibio e indiferente de la Asamblea de Derechos Humanos, al menos del grupo que tiene la representación oficial ¿Por qué será?. En el otro lado de la medalla, la Defensoría del Pueblo en sus diversas instancias jurisdiccionales, dio muestras de estar a la altura del problema, cuestionando con probidad y responsabilidad las decisiones gubernamentales y el accionar de la policía, posiblemente algo que el gobierno no se lo esperaba.

Los movimientos y organizaciones sociales como la CONAMAQ, diversos Ayllus y Suyus de las tierras altas, Las Bartolinas, la COB, la Federación de Mineros, Magisterio, o la vigilia de mujeres en las puertas del templo de  San Francisco, en clara coherencia con sus principios dieron muestras de combatividad y solidaridad con la lucha del movimiento indígena, especialmente después de la brutal represión del río Chaparina, También las diversas organizaciones de la sociedad civil, genéricamente llamadas ONGs, más allá de lo irrelevante de que si fueron nombradas y sindicadas por el gobierno, o no, formaron una barricada ideológica de apoyo incondicional al movimiento indígena, al Parque Nacional y a la marcha.

Sin embargo, lo más relevante y asombroso de todo, fue la respuesta de la sociedad en general, estudiantes, maestros, artistas, amas de casa, obreros, taxistas, profesionales, etc., solidarizándose de diversas formas y apoyando al área protegida, a los pueblos indígenas y a la marcha, por supuesto. La  percepción de que a la gente en general no le importaba los temas ambientales, había sido mayormente falsa, y en medio de tanta pesadumbre, reconforta saber que las ciudadanías en todas las regiones de Bolivia, tienen una conciencia ambiental más allá de lo imaginado. Personalmente, esta constatación ya es muy gratificante para el espíritu. Ante los últimos acontecimientos, veamos hasta donde puede llegar el nivel de conciencia ambiental del pueblo boliviano.

Volviendo al inicio, la resistencia generalizada por el TIPNIS, viene siendo algo que el gobierno no se la esperaba, posiblemente en esferas oficiales se pensó que el problema no pasaría de algunas declaraciones o manifestaciones públicas.

La gente, la sociedad boliviana, ha dado al gobierno y sus máximos operadores, una clara lección de ecologismo popular y de legítima defensa de la Madre Tierra. Fue una pena que éstos no aprovecharan la oportunidad de reconocer la solvencia social y ambiental del pueblo boliviano y volver a apostar por un cambio…de verdad. La acción dictatorial de reprimir con violencia la marcha indígena, se puede considerar un “mini–Bagua” (Bagua fue la genocida represión a los indígenas por el gobierno peruano en junio del 2010).  

El TIPNIS es la punta del ovillo y los movimientos indígenas, la sociedad boliviana en general y sus organizaciones, parece que tendrán todavía que sortear muchas pruebas de su entereza y valentía, cuando, por ejemplo se pretenda impulsar el megaproyecto de El Bala que inundará el territorio de medio centenar de comunidades Tacanas, Chimanes y Mosetenes al interior, nada menos, que del Parque Nacional Madidi y la Reserva Pilón Lajas.

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